En la población chilena circulan múltiples prácticas para la pérdida de peso que, aunque populares, carecen de sustento científico y pueden generar riesgos a la salud. Conocer la evidencia detrás de mitos como el ayuno intermitente, el limón en ayunas, el vinagre de manzana y la eliminación de masas permite aclarar creencias erróneas y reducir estigmas relacionados con la pérdida de peso.
El ayuno intermitente es un patrón de alimentación que se alterna periodos de ingesta con periodos de ayuno. Existen diversas modalidades, como la restricción por tiempo, ayuno en días alternos y restricción durante la semana. Entre sus beneficios más destacados es la pérdida de peso por la menor ingesta calórica, la disminución de la glicemia y una mayor sensibilidad de la insulina, lo que mejora el manejo de la glucosa, además puede reducir los lípidos en sangre y ayudar a regular la presión arterial. Sin embargo, cabe destacar que la evidencia proviene de estudios a corto plazo. Algunos efectos secundarios son dolor de cabeza, irritabilidad, mareos y dificultad para concentrarse.
Otra creencia conocida desde hace años es que el consumo de jugo de limón con agua tibia en ayunas, todas las mañanas, podría quemar o derretir la grasa como tal; según la evidencia esto no es posible por lo que no quema ni ayuda como tal a la pérdida de peso. Los beneficios que si tiene el consumo de jugo de limón es su alto contenido de propiedades beneficiosas tales como la vitamina C, compuestos antioxidantes(sustancias que protegen a las células) y flavonoides(tipo de antioxidante), aunque su consumo en exceso podría generar erosión de las estructuras dentarias, debido al ph ácido o aumento de la irritación en la mucosa gástrica en personas que tengan problemas gástricos o esofágicos.
El consumo de vinagre de manzana para bajar de peso es un mito difundido principalmente por las redes sociales. Este vinagre se obtiene de la fermentación de la sidra, conteniendo ácido acético, enzimas, fibra, pectina y antioxidantes, que pueden tener efectos antiinflamatorios y favorecer a la digestión, no existe evidencia científica que respalde que su uso pueda perder peso de forma estable. Tampoco está demostrado que reduzca la glucosa en sangre. En cuanto a sus riesgos, el consumo excesivo puede causar reflujo, dolor estomacal, náuseas y disminuir el potasio, afectando incluso a la salud ósea. Además, su acidez puede dañar el esmalte dental, sobre todo si se toma en ayunas.
La eliminación de masas como pan, arroz, fideos o papas se ha transmitido generacionalmente como método para la pérdida de peso. Sin embargo, existe desconocimiento sobre la importancia de los carbohidratos y sus tipos. Los carbohidratos simples elevan rápidamente la glicemia y, en exceso, aumentan el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión. En cambio, los carbohidratos complejos estabilizan la glucosa, aportan fibra y ayudan a la saciedad al enlentecer el vaciamiento gástrico. Eliminarlos por completo puede generar fatiga por falta de glucosa, formación de cuerpos cetónicos, estreñimiento, mayor riesgo cardiovascular e incluso cálculos renales cuando la restricción es demasiado severa.
Como profesionales del área de salud, la pérdida de peso debe basarse en hábitos saludables sostenibles a largo plazo; la importancia del aumento de la actividad física, el consumo de agua y consumo de porciones apropiadas para cada persona es realmente el secreto para la pérdida de peso, además recordar siempre acompañar su objetivo con ayuda de su nutricionista y elegir decisiones informadas, con sustento científico para contribuir a mejorar la salud y prevenir riesgos innecesarios.
Vanessa Donoso Nuñez, Barbara Reyes Gajardo: Estudiantes de 4to año carrera Nutrición y Dietética
Te puede interesar: Nutrición y menopausia: Recomendaciones nutricionales para transitar esta etapa
