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Música que incluye: niños y niñas en situación de discapacidad encuentran su voz en Filarmónica Inclusiva

Entregar herramientas artísticas a niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad, abriendo un espacio donde la música se convierte en un lenguaje común que trasciende cualquier barrera, es el objetivo de la iniciativa Filarmónica Inclusiva, implementada por la Fundación Filarmónica de Coquimbo el año 2024.

El programa cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, convocó a instituciones como Teletón y el programa TEA del Departamento de Gestión Inclusiva de la Municipalidad de Coquimbo; sumando actualmente a Centro Fortezza y a la Escuela Especial Juan Pablo II, permitiendo que decenas de niños y niñas accedan a una experiencia sensorial, grupal y educativa a través de la música.

Un espacio donde la música es para todos

“El objetivo de Filarmónica Inclusiva está diseñado para acercar a las personas en alguna situación de discapacidad, específicamente niños, niñas y jóvenes, al mundo de la música y de las artes”, explica Antonia Cortez, Coordinadora Pedagógica de la Fundación Filarmónica de Coquimbo. La propuesta contempla módulos que se desarrollan entre abril y noviembre, y que incluyen la exploración de cualidades del sonido y del funcionamiento de diferentes familias de instrumentos.

“La mayoría de los beneficiarios son parte del espectro autista o presentan algún tipo de discapacidad física”, señala Cortez, y añade que “para el equipo docente ha sido una experiencia enriquecedora, tanto en lo pedagógico como en lo humano, y coincidimos en que ha sido un desafío grato y profundamente significativo: enseñar música a todo el espectro ha ampliado también nuestras formas de educar”, destaca.

El camino de Tobías: del taller a la Banda Municipal Filarmónica

Uno de los frutos más visibles del impacto de Filarmónica Inclusiva es la historia de Tobías Porras, quien hoy forma parte de la Banda Municipal Filarmónica. Tobías, de 9 años, comenzó su camino en la música gracias a un taller dirigido a niños de entre 7 y 10 años, ofrecido en el Departamento de Gestión Inclusiva de la Ilustre Municipalidad de Coquimbo.

Su madre, Camila Latapiat, recuerda: “esta experiencia fue excelente para él, porque le abrió las puertas al mundo de la música. Le permitió conocer más allá de lo básico que uno entiende por instrumentos”.

En el hogar de Tobías no había un vínculo musical fuerte, salvo por una tía que tocaba bajo y guitarra. Sin embargo, la música siempre estuvo presente de alguna forma: “le encanta la música, incluso en diferentes idiomas como el inglés, japonés y coreano. Es sensible a los ruidos fuertes, pero disfruta enormemente de los sonidos y de expresarse corporalmente”, comenta su madre.

En uno de los talleres de Filarmónica Inclusiva, Tobías se sintió particularmente atraído por el corno francés y la flauta traversa. Cuando en julio de 2024 se abrió una audición para bronces, no dudó en presentarse. Rindió pruebas para cuatro instrumentos y quedó seleccionado para corno, en primer lugar.

Desde entonces, ha asumido con entusiasmo el desafío de aprender un instrumento complejo desde cero. “Ha aprendido sobre disciplina, constancia y perseverancia. Se pone metas y comprende que para avanzar necesita estudiar y practicar. Estoy muy feliz de verlo en este espacio, conectado con otros niños y niñas en torno a un mismo lenguaje: la música”, afirma Camila.

Una experiencia transformadora para todos

Filarmónica Inclusiva no solo cambia la vida de quienes participan directamente, sino que también impacta a sus familias, comunidades educativas y docentes. “Lo bonito es que estos espacios hacen que los niños se motiven, exploren, se apasionen por algo. Y lo mejor es que al ser abiertos a la comunidad, ellos mismos invitan a otros a participar, a asistir a conciertos y muestras. Se genera un círculo virtuoso de arte, inclusión y comunidad”, expresa Camila Latapiat.

El objetivo para 2025 es claro: que ningún niño o niña quede fuera de la posibilidad de aprender música. Como sintetiza Antonia Cortez, “la música es universal, y la enseñanza debe serlo también”.

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