Avanzar en conciencia, disminuir las barreras del entorno, impulsar formas de comunicación y trabajar para lograr la plena integración comunitaria y social son algunos de los ejes en los que se debe avanzar para favorecer una plena expresión de derechos de las personas que se encuentran dentro de la condición Autista.
Según cifras entregadas por la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños tienen un Trastorno del Espectro Autista (TEA), condición del neurodesarrollo que se caracteriza por presentar desafíos en la interacción, comunicación, presencia de intereses intensos y adherencia a rutinas marcadas, constituyéndose como una discapacidad cuando generan un impacto funcional o restricción de participación de los individuos.
Es común que durante los primeros años de la infancia se comiencen a presentar indicadores iniciales y es fundamental avanzar en la identificación temprana.
“Estos desafíos suelen estar por ejemplo relacionados con aspectos comunicativos, como presentar formas alternativas de comunicación. Las características asociadas a la condición autista son variadas y debe haber un trabajo interdisciplinario para poder proporcionar los apoyos necesarios en el transcurso del desarrollo”, explica Verónica Vidal, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de los Andes.
Las personas con condición del espectro autista presentan desafíos en diferentes ámbitos y estos a su vez varían mucho de persona en persona.
“Algunos niños y adolescentes con condición del Espectro Autista pueden presentar desafíos de procesamiento sensorial, lo que puede traducirse en una restricción en la participación social. Todo esto manifestado en diferentes grados dependiendo de la persona, sus experiencias y el contexto”, agrega la especialista.
Mientras que, para otros, el trabajo en intergración sensorial puede ser relevante. “A través de la integración sensorial, buscamos ajustar el procesamiento de las sensaciones de nuestro cuerpo y entorno, generando una respuesta apropiada a la demanda del contexto y a nuestras capacidades. Esto permite la participación en las diferentes actividades de la vida diaria y generando sentido de eficacia y satisfacción”, explica Daniela Wachholtz académica de la Escuela de Terapia Ocupacional.
Según comenta la académica, el trabajo que se está realizando en investigación, especialmente con niños suele prestar especial atención al contexto como un factor esencial de inclusión.
“Actualmente trabajamos, junto a otros especialistas y miembros de la sociedad civil, en investigaciones que busca levantar información acerca de las necesidades expresadas por las personas Autistas y sus familias de manera de ofrecer apoyos significativos y acorde a estas necesidades. Otro proyecto que estamos desarrollando busca identificar patrones de comunicación en los niños con condición del espectro autista de manera de aportar al diagnóstico temprano para poder entregar apoyos de manera oportuna”, explica Verónica.
En este sentido, es importante que los procesos de identificación estén alineados con las necesidades locales y que los programas de acompañamiento sean respetuosos de la identidad individual, contextos y los derechos, además de que estén basados en evidencia científica generada en nuestro país.
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