No es fácil distinguir cuándo se debe usar indistintamente frío o calor para tratar alguna dolencia. No obstante, son herramientas habituales en los procesos de rehabilitación física y es bueno saber cómo y cuál es su uso más adecuado.
En una gran variedad de patologías se utiliza tanto el frío como el calor como un agente físico externo. Principalmente por sus efectos fisiológicos y la utilidad que brindan en los procesos de rehabilitación de distintas lesiones musculares o articulares.
Sin embargo, es necesario comprender que “son herramientas que apoyan procesos de rehabilitación y en sí no corresponden a estrategias que se utilicen solas”, dice Ricardo Henríquez director de la carrera de Kinesiología de la Universidad San Sebastián.
Algunas de las patologías musculares más comunes son las contracturas, que corresponden a un estado de tensión permanente que mantiene la musculatura y el tejido adyacente que altera la movilidad.
En estos casos, indica el kinesiólogo, “es muy útil utilizar calor local para mejorar la irrigación de la zona y aumentar las propiedades elásticas de los tejidos, para posteriormente elongar o trabajar con alguna otra técnica”.
Respecto a las patologías inflamatorias, como puede ser un desagarro muscular en etapa aguda un daño articular agudo o procesos inflamatorios crónicos articulares, Ricardo Henríquez explica que “en estos cuadros se suele utilizar frío porque reduce la irrigación y los edemas por disminuciones en la permeabilidad y también baja la sensación de dolor local asociado a procesos inflamatorios”.
¿Qué efectos fisiológicos tiene el frío en una lesión?
- Disminuye la irrigación y flujo sanguíneo en la zona por vasoconstricción.
- Reduce la percepción de dolor en la zona
- Disminuye la permeabilidad de los tejidos y la producción de edemas
- Baja la actividad enzimática y la actividad inmunitaria en la zona, evitando un posible daño secundario por inflamación.
- Previene procesos inflamatorios en los tejidos, tanto musculares como articulares.
¿Y el calor?
- Mejora las propiedades elásticas de los tejidos.
- Aumenta la irrigación de la zona por vasodilatación.
- Aumenta el metabolismo en la zona.
- Disminuye los dolores asociados a contracturas o a perdidas de elasticidad de tejidos.
- Prepara a la musculatura para la actividad contráctil.
¿En qué tratamientos kinesiológicos se utilizan?
El calor es bastante utilizado en Kinesiología en diferentes modalidades, desde compresas húmedo-calientes, compresas de semillas, friegas con ungüentos para aumentar el calor local, hasta calor profundo inducido por equipos como la onda corta o microondas.
El frío también es bastante utilizado en rehabilitación, principalmente a través de compresas o cold pack, dispositivos que combinan presión con frio local como los crio cuff, hasta baños fríos (inmersiones en tinajas de hielo).
En kinesiología su uso es bastante frecuente en procesos inflamatorios y “es complementario a la rehabilitación con ejercicio, terapia manual y otras herramientas. De hecho, en la actualidad está bastante estandarizado en barios deportes que luego de entrenamientos de alta intensidad el deportista debe estar un rato en tinas con agua y hielo”.
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