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Tercera edad en riesgo ante bajas temperaturas: cuidados básicos

La compañía permanente, paseos diarios, casa abrigada y alimentación son algunos de los consejos.

Este invierno se ha caracterizado por ser más lluvioso que los anteriores y por bajas temperaturas históricas que han azotado a gran parte del territorio nacional, produciendo un aumento además de enfermedades respiratorias que tienen colapsados los servicios de salud pública.

Desde el pasado 5 de julio la zona central del país está pasando por heladas, las cuales se han ido extendiendo a siete regiones del país afectando a la mayoría de los habitantes, pero principalmente al grupo de la tercera edad, quienes deben mantener cuidados especiales para evitar ser víctimas de enfermedades producidas por el frío.

Este es el grupo etario más expuesto a las inclemencias del clima, que incluyen hasta la caída de nieve y que obliga a tomar medidas más fuertes para poder protegerse.

La Jefa Nacional de Especialidad de la Escuela de Salud de AIEP, Karen Aracena, entrega algunas recomendaciones para cuidar a la población mayor y ayudar a pasar un invierno sin complicaciones:

–          Tener las vacunas al día: Será fundamental que las personas estén vacunadas principalmente contra la influenza y con sus dosis al día contra el COVID, puesto que esto las ayudará a protegerse y evitar que, de contagiarse, su estado de salud se agrave. Las personas sobre 65 años tienen mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias en invierno, por presentar cambios en las defensas del sistema inmunitario. Las vacunas en este grupo etario reducen la aparición de enfermedades relacionadas con la influenza y disminuyen de forma importante la presentación de cuadros graves a causa de enfermedades estacionarias, evitando las hospitalizaciones y la muerte por esta causa.

–       Lavarse las manos con regularidad: Es algo que hemos aprendido con la pandemia y que hoy sigue siendo fundamental. En general mantener una buena higiene siempre es recomendable. Esto impide la proliferación de gérmenes que pueden desencadenar y prolongar multitud de enfermedades a causa de microorganismos que transportamos en nuestras manos y que traspasamos a nuestra cara cuando nos tocamos o a nuestros alimentos cuando los ingerimos.

–        Evitar caídas: Cuidar los espacios en los que se mueven las personas mayores, puesto que la lluvia y la nieve los pone en riesgo de peligrosas caídas, las que podrían provocar desde lesiones en sus articulaciones hasta situaciones graves como golpes en la cabeza o fracturas de cadera. Las caídas son una de las mayores causas de incapacidad en los adultos mayores. Los elementos antideslizantes del entorno se vuelven fundamentales al momento de prevenirlas. Lo mismo ocurre con la buena iluminación de los espacios por donde estos se desplazan.

–          Mantenerse bien abrigados:  La ropa que usen en esta temporada invernal es fundamental, puesto que un simple resfrío puede complicarse y terminar en una neumonía u otra patología más grave.

–          Conservar los ambientes temperados: Utilizar un buen sistema de calefacción será muy útil para cuidarlos de las bajas temperaturas. En lo posible que esta calefacción sea limpia, o de lo contrario, no olvidar mantener los ambientes ventilados. Lo ideal de la temperatura para calefaccionar el ambiente es de 21 a 23°C y con una humedad oscilante entre 50 a 70%. Exceder estos parámetros podría provocar una disminución de la respuesta de los mecanismos de defensa del organismo, provocando un aumento de las enfermedades respiratorias de invierno.

–        Dar paseos cortos: Pese a que en lo posible deben estar dentro de sus hogares, también es necesario dar paseos cortos durante las horas de luz y de sol, para que de esta forma el encierro no afecte su salud mental, como ocurrió durante los meses de confinamiento por el COVID. Esto también permite que se mantengan activos. Disminuye el miedo a salir a la calle y con ello aumentamos la socialización en los adultos mayores, evitamos riesgo de caídas, ya que los reflejos están activos y los músculos se mantienen fuertes, además de ayudar a despejar la mente y simultáneamente refuerza el sistema inmunológico.

–       Cuidar su alimentación: Las personas tienden a sobrealimentarse durante el invierno. Esto es algo natural de nuestro organismo. Los alimentos son más calóricos ya que deben proporcionar más calor a nuestro cuerpo para mantener una temperatura corporal óptima. Sin embargo, es un periodo en el que también es posible alimentarse saludablemente. Una dieta rica en frutas y verduras de la estación, sumado al consumo de sopas y bebidas calientes, mantendrán un sistema inmune fortalecido, siempre con la precaución de evitar quemaduras. Mantenerse hidratados también es muy importante. Durante el envejecimiento las bajas temperaturas disminuyen las defensas del organismo, ya que el sistema endocrino se ve afectado, por lo que los alimentos saludables juegan un papel fundamental, sobre todo para evitar la malnutrición ya sea por déficit o exceso.

–         El acompañamiento: En lo posible estar permanentemente con una cuidadora o cuidador, o de lo contrario realizar visitas regulares ayudará a combatir el sentimiento de soledad de los adultos mayores. Es fundamental el acompañamiento para ayudarlos a que se mantengan activos, cuidarlos de accidentes caseros y sobre todo darles compañia, ya que uno de los mayores riesgos para los ancianos es la soledad. Estas actividades son fundamentales para prolongar la independencia del adulto mayor, ayudándolos en sus tareas diarias, ya que estimula su actividad física y mental retardando el envejecimiento prematuro.  

Con todos estos cuidados será posible que este grupo etario pase un invierno tranquilo, sin grandes complicaciones de salud y principalmente acompañados.

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