La principal deuda como sociedad se focaliza en los programas de prevención del maltrato en los cuidadores informales y los entornos familiares.
Según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 6 personas mayores de 60 años a nivel mundial han sido víctimas de algún tipo de abuso en entornos comunitarios y 2 de cada 3 trabajadores de residencias de larga estancia reconocen haber infligido malos tratos en el último año.
Si bien se ha avanzado en materia de prevención del maltrato y los abusos hacia las personas mayores a partir de un enfoque que reconoce que son sujetos de derecho y que busca garantizar el respeto de la dignidad de las personas, es una realidad difícil de erradicar completamente.
Así lo afirma, María Rhode Durán, académica de la Facultad de Psicología USS, quien sostiene que el maltrato conlleva no sólo graves lesiones físicas, sino también consecuencias psicológicas prolongadas. Además, es un problema que podría ir en aumento, considerando que las personas mayores de 60 años se van a duplicar. El año 2015 eran 900 millones y se estima que serán 2.000 millones para el 2050.
¿Cuáles son los factores de riesgo para que se produzcan maltratos o abusos contra la vejez?
La dependencia funcional es uno de los factores que incrementan la posibilidad de sufrir maltrato. También se encuentran los problemas de salud mental y deterioro cognitivo además de los bajos ingresos económicos y la pobreza. En cuanto al aspecto relacional puede existir también un factor de riesgo en el caso parejas o hijos, donde además influye la dependencia financiera.
¿Cómo se puede detectar?
Cuando hay cambios considerables en la conducta por ejemplo al dormir, en la comida o en la energía para realizar tareas cotidianas. Por ejemplo, cuando una persona deja de comer o aumenta considerablemente la ingesta de alimentos o cuando anda más irritable, con desánimo profundo o rabia, además de las señales de lesiones físicas.
¿Cómo se previenen los maltratos?
Existen varias estrategias y tienen que ver principalmente con intervenciones que se realizan con sus cuidadoras o cuidadores para alivianar su carga de trabajo, especialmente cuando se trata de la atención de personas mayores dependientes.
Además, el Senama cuenta con un programa de atención integral a personas mayores que han sido vulneradas en sus derechos y también elaboró otro dirigido al síndrome de burnout del personal que se dedica a su cuidado en los centros o residencias de larga estadía.
También están los programas sobre la administración del dinero y teléfonos de asistencia comunitaria para abordar el maltrato, la soledad y la contención emocional.
Lo fundamental, dice la psicóloga María Rhode Durán es comprender que “el cuidado de las personas mayores no sólo es el rol de la familia, sino que la sociedad en su conjunto No hay que olvidar que la política pública que hoy está instalada en nuestro país en relación a la adultez mayor tiene que ver con el envejecimiento positivo y eso significa velar por el bienestar subjetivo de las personas mayores que implica reconocerlo como un sujeto de derechos”
