Dieta cetogénica, ¿Cuál es su efecto en el peso corporal?

Las consecuencias de llevar una dieta alta en grasas.

La dieta cetogénica es una de las dietas que se ha vuelto más conocida en el último tiempo. Ha sido utilizada con éxito desde 1920 para el tratamiento de convulsiones epilépticas en niñas/os, ya que permite disminuir las convulsiones y episodios de crisis, sin embargo, también se ha utilizado como propuesta para el tratamiento del sobrepeso y obesidad a partir de 1970.

Consiste en la ingesta de un alto contenido de grasas, adecuado en proteínas y con aporte insuficiente de carbohidratos para las necesidades metabólicas, lo que obliga al cuerpo a utilizar principalmente grasa como fuente de combustible. Esto conlleva a que el hígado comience a transformar las grasas en cuerpos cetónicos, los cuales son usados como combustible en un proceso denominado cetosis. Con el paso del tiempo, el organismo se acostumbrará a utilizar los cuerpos cetónicos como fuente de energía principal, en lugar de la glucosa. En este aspecto lo recomendable es elegir grasas con alto contenido de aceites esenciales, bajos en grasas saturadas y libres de grasas trans.

La mantención de esta dieta se ha asociado a una efectiva pérdida de peso corporal, principalmente a partir de masa grasa, ya que reduce la sensación de apetito, atribuido al poder saciante que conlleva la alta ingesta de grasas y el consumo de proteínas, las que permanecen en el estómago durante un mayor período de tiempo y, por lo tanto, conlleva a un menor consumo de calorías, lo que puede influir en la pérdida de peso. Además, las cetonas que se producen igualmente tienen capacidad para inhibir el apetito. Sin embargo, se ha visto que mantener esta dieta puede reducir la posibilidad de ganar masa muscular a pesar de la suficiencia energética.

Igualmente, se considera efectiva en el tratamiento de diabetes mellitus tipo II debido a que mejora la sensibilidad a la insulina. Además, se le otorga un efecto anticancerígeno, ya que se ha evidenciado su eficiencia en la reducción del tamaño de tumores, asociado a la menor disponibilidad de glucosa. Y también, se utiliza como tratamiento en pacientes con epilepsia, ya que se ha evidenciado que reducen el número de convulsiones mayor a un 50%.

Existe evidencia que el uso de la dieta cetogénica a largo plazo puede tener desventajas, principalmente relacionadas al bajo aporte de vitaminas, minerales y fibra que ofrecen, ya que podría no cubrir los requerimientos diarios de estos, lo cual se debe a que la restricción de carbohidratos también limita, en gran medida la ingesta de frutas y verduras, alimentos que se caracterizan por ser ricos en los micronutrientes mencionados, lo que podría conllevar a generar episodios de estreñimiento. Por otra parte, se ha evidenciado que no es fácil mantenerla a largo plazo. Esto se asocia a la restricción de una gran cantidad de alimentos pudiendo generar efectos secundarios, tales como cansancio, disminución de concentración, confusión y fatiga. Incluso, podría generar mal aliento, producido por los elevados niveles de cetonas en el cuerpo.

Es fundamental recalcar que no se recomienda en pacientes con nefrolitiasis, dislipidemia, hepatopatías y se contraindican ante patologías del transporte de ácidos grasos y porfiria.

Por lo tanto, es importante destacar que, si estás interesada/o en iniciar una dieta cetogénica, se debe tener asesoría con un/a nutricionista, para determinar si es óptimo llevar a cabo este tipo de dieta y planificar de forma adecuada la alimentación, evitando deficiencias nutricionales y complicaciones asociadas.