Cuando hablamos de estilos de vida saludables nos referimos a uno en el cual incluyamos hábitos igualmente saludables, es decir, que nos ayuden a llevar una vida más sana y que eviten factores de riesgo que nos puedan llevar a padecer enfermedades crónicas no transmisibles como las dislipidemias (Colesterol y triglicéridos elevados en la sangre por ejemplo), la diabetes y la hipertensión, por nombrar algunas más relevantes. Como factores de riesgo modificables podemos encontrar el consumo de cigarrillo, el sobrepeso junto a la obesidad y la inactividad física o sedentarismo. Estos factores de riesgo cobran relevancia cuando entendemos que el 80% de los casos de enfermedades coronarias y enfermedades cerebrovasculares son causados por ellos, teniendo en cuenta que estos son todos modificables es muy importante que tengamos conocimiento de cómo influyen en nuestra salud.
Estilo de vida saludable
Uno de los pilares para llevar un estilo de vida saludable es la actividad física, la cual nos beneficia de múltiples maneras y va de la mano con una alimentación igualmente adecuada. Ahora bien, debemos entender primeramente que es la actividad física.
La organización Mundial de la Salud (OMS) la define textualmente como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía.” al mismo tiempo que hace la aclaración de que esta “Abarca el ejercicio, actividades que incluyen movimiento corporal y se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas.” También deja en claro que el incentivo de la actividad física es una necesidad social que nos incluye a todos, tanto profesionales de la salud como a las autoridades y a toda la población en general.
¿Por qué es tan importante la actividad física?
Cuando nos alimentamos consumimos energía o “calorías”, la cual es aportada por los distintos nutrientes que nos entregan los alimentos, esta energía consumida es la que nos mantiene vivos y hace posible que realicemos actividades como pensar, movernos y que nuestro corazón siga latiendo, por lo tanto nuestro cuerpo diariamente necesita energía para seguir funcionando, esto es llamado “requerimiento energético” el cual aumenta o disminuye dependiendo de la magnitud de actividades que realicemos. Ahora bien, si consumimos más energía o “calorías” de las que necesitamos diariamente generamos un desequilibrio en nuestro organismo, al existir más energía de la que el cuerpo necesita este procederá a almacenarla de distintas maneras, una de ellas es la formación de tejido adiposo, este almacenamiento de energía día tras día es el origen del sobrepeso y posterior obesidad, acarreando las consecuencias que se mencionaron en un principio. Por esta razón es tan importante llevar un equilibrio entre las necesidades energéticas y la cantidad de energía consumida, a este concepto se le llama “balance energético” y es vital mantenerlo para evitar desequilibrios nutricionales, aquí es donde la actividad física cumple un rol fundamental al incrementar el gasto energético y al ayudar a que el exceso de energía consumido sea utilizado y no se genere un aumento del tejido adiposo, con el consiguiente aumento de peso y por tanto el aumento del riesgo de sufrir enfermedades vasculares.
No obstante este no es el único beneficio que nos entrega la actividad física ya que el ser activos también fortalece el sistema óseo, el sistema cardiorrespiratorio, previene la pérdida de masa muscular, especialmente en la edad adulta, además de contribuir al tránsito intestinal entre otros beneficios.
Constancia como pilar fundamental.
Llevar un estilo de vida saludable dependerá en gran medida de la voluntad de las personas y de la conciencia que cada una de ellas tenga sobre su propia salud al conocer cómo ciertos hábitos influyen de manera positiva o negativa en ellos y posteriormente en su calidad de vida.
¿Cuáles son las recomendaciones de actividad física para llevar un estilo de vida saludable?
Según la OMS los adultos de entre 18 a 64 años deben realizar un mínimo 2 horas y media de actividad física semanales y esta consiste de actividades recreativas o de ocio, desplazamientos como paseos a pie o en bicicleta, actividades laborales que demandan desempeño físico o tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
En nuestro país las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos (GABAs) promovidas por el ministerio de salud recomiendan la actividad física explícitamente en sus primeros dos enunciados, dando cuenta de la importancia de estas:
1. Para tener un peso saludable, come sano y realiza actividad física diariamente.
2. Pasa menos tiempo frente al computador o la tele y camina a paso rápido, mínimo 30 minutos al día.
La finalidad de incluir este hábito en nuestro estilo de vida va más allá de solo prevenir factores de riesgo de enfermedades que afectan nuestra calidad de vida, sino que además deben complementarla haciéndola más activa y entretenida, la actividad física debe ser disfrutable y placentera.
Referencias:
[1] Herrera Figueroa, Y. (2013). Estudio para revisión y actualización de las guías alimentarias para la población chilena. 1ra edición. Santiago, Chile. Minsal. p.122.
[2] Who.int. (2017). OMS | Actividad física. [Online] Disponible en: http://www.who.int/dietphysicalactivity/pa/es/ [revisado el 3 Feb. 2017].
[3] Who.int. (2017). OMS | Actividad física. [Online] Disponible en: http://www.who.int/dietphysicalactivity/pa/es/ [revisado el 3 Feb. 2017].
Contacto:
Identificación: Juan Alejandro Beltrán Pacasa
Rol: Interno de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica del Norte
Teléfono: 9 9036 3864
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