Si fuiste segregado cuando niño o niña, por razones de discapacidad, siendo condenado a no tener alternativas educativas inclusivas, es muy difícil que no lo seas de adulto.
Nos guste o no la escuela es hoy la puerta de entrada a la inclusión social. Por eso discrepo cuando veo que por protección, legitima y comprensible, se validen prácticas de exclusión en el actual sistema educativo, eso es justo lo que quería el Estado de Chile, que creyeras que tus hijos estarían mejor en las escuelas especiales porque solo ahí se le pueden brindar los apoyos que ellos requieren, todos sabemos que eso no es cierto, que los apoyos se pueden desplegar en cualquier emplazamiento por lo que técnica y eticamente no hay justificación para la segregación en contextos educativos específicos.
A mi juicio, el fantasma de la inclusión es una forma de mantener el actual sistema, no provocar a tanto sostenedor privado y no promover una educación inclusiva universal para todos y todas, como alguna vez se comprometió Chile en frondosos tratados internacionales.
¿Por qué hablo del Estado de Chile?, porque fueron quienes lo manejan, los últimos en validar la segregación educativa a través de su bullado Proyecto de Inclusión Educativa, que jamás fue de inclusión, porque validó la selección en los colegios y la derivación a escuelas especiales por razones de discapacidad, lo que francamente a estas alturas de la civilización es un descriterio y una transgresión de sus derechos humanos.
Las escuelas especiales deberíamos unirnos y cerrar, o trasformarnos en colegios regulares como estamos tratando de hacerlo en mi comunidad educativa, para que esta gente se viera obligada a legislar para recibir a nuestros niños y niñas en la educación común con los apoyos necesarios, lo que implica trasladar a los profesionales y concretar esos principios inclusivos que a tanto político de turno y de puño en alto le gusta anunciar en sus discursos.
En fin, en la única actividad política en la que creo es la llevada a cabo por los movimientos sociales independientes, que convocan a los ciudadanos que viven día a día la vulneración de sus derechos y la transgresión de su bienestar.
¿Viva Chile?
Por Marcela Villegas.