El especialista en farmacología y académico de la Universidad de Santiago, Dr. Leonel Rojo, considera que la medida en la que trabaja el Gobierno solo aportará a la transparencia, ya que permitirá conocer los valores de los medicamentos en otros países. Sin embargo, estima que los laboratorios internacionales aún tienen todo el poder de negociación al momento de vender sus remedios. “Ellos gestionan con otros gobiernos y empresas. Por lo tanto, la capacidad de un solo Gobierno o institución como la Cenabast para conseguir buenos precios es pequeña”, sostiene.
Chile tiene los fármacos más caros de América Latina, según un estudio que comparó los precios de venta al público de medicamentos en distintos países de la región, y que fue realizado por IQVIA (multinacional que presta servicios a industrias de tecnologías de información de salud e investigación clínica). Para enfrentar esta situación, la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast) y el Ministerio de Salud lanzarán el último trimestre de este año un Observatorio de Precios Internacionales, que publicará los valores de los remedios en otros países.
Sin embargo, para el especialista en farmacología y académico de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Leonel Rojo, la iniciativa no tendrá los efectos esperados en lo inmediato. “En el corto plazo, los consumidores no van a ver una baja sustancial de los precios”, sostiene. Esto, porque los laboratorios internacionales continuarán teniendo “la sartén bajo el mango” a la hora de fijar los precios y los aranceles de los medicamentos.
“La Cenabast no tiene poder de negociación con los laboratorios, porque su volumen de venta y gestión no se lo permite”, afirma. “Los laboratorios internacionales gestionan con otros gobiernos y empresas. Por lo tanto, la capacidad de un solo Gobierno o institución como la Cenabast para negociar los precios es pequeña”, insiste.
De acuerdo al Dr. Rojo, en la situación actual, un observatorio “solo podría contribuir a la transparencia”, pero para medicamentos innovadores, que están protegidos con derechos de patente y para los cuales existe un único proveedor en el mundo, difícilmente se logrará una variación en su precio, aun cuando sea conocido el costo al que se vende en otros países.
“Lo que sí es beneficioso es que los consumidores se organicen y un observatorio podría servir para que los compradores de medicamentos exijan precios justos. En ese sentido, no es suficiente, pero no es una mala herramienta”, considera.
Finalmente, advierte que todas las medidas para vender a precios más bajos los medicamentos deberán sortear el obstáculo del libre mercado. “Para los medicamentos no genéricos, de marca, no creo que pueda hacerse mucho, porque el dueño de la patente es una empresa que aún tiene el monopolio sobre ese bien”, concluye.