El doctor en ingeniería medioambiental y académico del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Santiago, Dr. Luis Díaz Robles, considera que la ausencia de una normativa de calidad del aire y emisiones impide controlar concentraciones como las que provocaron la intoxicación de centenares de personas la semana pasada. “Las estaciones de monitoreo no miden esas sustancias, porque no están legisladas. Mientras no haya legislación, no habrá obligación de monitorear esto por parte del Estado ni de las empresas”, critica.
En tanto, el experto en contaminación ambiental y académico del Departamento de Física del plantel estatal, Dr. Patricio Pérez, apunta al Estado como responsable, junto a las industrias, de esta situación. “No es tan extraño este tipo de contaminantes en la zona y es algo que se pudo haber previsto controlando una colección más grande de gases que se monitorean regularmente”, enfatiza.
Emanaciones por gas dejaron alrededor de 300 personas intoxicadas en Quintero, en la región de Valparaíso. Los episodios, ocurridos la semana pasada, obligaron a las autoridades a decretar alerta amarilla. El Gobierno culpó a Enap por la emergencia química, en una zona donde también se encuentran firmas como Oxiquim, Codelco, GNL Quintero, AES Gener y Gasmar.
Independiente de quién sea el responsable del hecho, el doctor en ingeniería medioambiental y académico del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Santiago, Dr. Luis Díaz Robles, sostiene que el hecho deja al descubierto la falta de un plan de descontaminación en la zona (recién ayer se anunció la implementación de uno) y la ausencia de una normativa que permita monitorear y fiscalizar contaminantes que son normales en un sector tan industrializado como este, como isobutano, nitrobenceno y metilcloroformo.
“Tiene que haber mayor control de las emisiones y mayor fiscalización de parte del Estado, pero para eso, tiene que legislarse respecto de esas sustancias porque, actualmente, no tenemos normativa secundaria de calidad del aire ni de emisiones”, afirma. “Las estaciones de monitoreo no miden esas sustancias, porque no están legisladas, solo material particulado, dióxido de azufre, monóxido de carbono e hidrocarburos totales. Ni siquiera los específicos. Mientras no haya legislación, no habrá obligación de monitorear esto por parte del Estado ni de las empresas”, critica.
Por otra parte, el ingeniero civil químico, experto en gestión de la calidad del aire y control de la contaminación atmosférica, considera que culpar a Enap es “apresurado”, ya que el monitoreo de contaminantes que no se miden normalmente debiera ser más extendido en el tiempo, a fin de tener resultados concluyentes.
“Lo ideal es que haya una red permanente de monitoreo en un sector industrial tan complejo como el que hay y que es estratégico”, sostiene. “Nadie quiere que haya una Freirina 2, donde debido a un mal manejo ambiental se le tuvo que colocar candado a la empresa Agrosuper, lo que generó un impacto social al disminuir las posibilidades de conseguir empleo”, advierte.
Responsabilidad compartida
Comparte la opinión del Dr. Díaz el experto en modelos de pronóstico de contaminación atmosférica y ambiental, Dr. Patricio Pérez. El académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago insiste en que los contaminantes que miden estaciones de monitoreo en la zona -como Quintero, Puchuncaví, Las Ventanas, La Greda y Los Maitenes- no son los que se precisa fiscalizar cuando ocurren emergencias como la de la semana pasada.
A su juicio, fue ese factor el que provocó que dicha red no arrojara superaciones de la norma en esos días. “Acá hay una responsabilidad compartida entre el Estado y las industrias. El Estado tendría que tener estaciones que midan una variedad más grande de contaminantes y la industria, si bien no tiene la exigencia de controlar ciertos contaminantes, por responsabilidad propia debería tomar medidas cuando detectan que hay emisiones de gases que no están normados, pero que afectan la salud de las personas”, enfatiza.
El doctor en física señala que al no medir regularmente concentraciones que podrían haber causado eta emergencia, autoridades debieron asistir al lugar con estaciones de monitoreo portátiles que tienen una gama más amplia de contaminantes. Sin embargo, una de las falencias de realizar esto es que cuando se llega al lugar con dichas estaciones, el episodio crítico ya ocurrió, lo que impide tener mayores certezas respecto a si lo que se monitorea es o no relevante.
“No es tan extraño este tipo de contaminantes en la zona y es algo que se pudo haber previsto controlando una colección más grande de gases que se monitorean regularmente”, afirma. “Las estaciones de monitoreo portátil son lo mejor que se puede disponer en este caso, pero no tienen la precisión de una estación fija que ha sido calibrada y donde se han hecho test de calidad. Claramente, hay una mayor imprecisión en estas estaciones portátiles. Lo ideal es tener una red que mida de manera permanente estos contaminantes”, concluye.