El aceite de oliva proviene del olivo, el cual se originó en el Asia Menor hace unos 6000 años.
El aceite derivado del fruto del Olivo puede ser clasificado en diferentes tipos según su calidad, siendo el máximo exponente el denominado “aceite de oliva virgen” que aporta innumerables beneficios para el mantenimiento de la salud y prevención de algunas enfermedades.
Cabe destacar que este aceite es quizás uno de los ingredientes más característicos de la dieta mediterránea. Son muchos los estudios que se han llevado a cabo hasta el momento en los cuales se resaltan las cualidades terapéuticas y preventivas del aceite de oliva cuando se consume de forma habitual. La cualidad más importante del aceite de oliva virgen es que conserva inalterables todos los componentes y propiedades de las aceitunas como auténtico zumo (jugo) del fruto del olivo, destacando su valor nutritivo y su alto poder vitamínico (específicamente vitaminas A y E), en segundo lugar su gran contenido en b-sitosterol (es un fitoesterol o colesterol vegetal) que puede interferir competitivamente con la absorción intestinal del colesterol. El aceite de oliva tiene principalmente ácidos grasos de tipo monoinsaturados (se destaca el ácido oleico en un 55-85%), además tiene propiedades antioxidantes que podrían prevenir algunas enfermedades cardiovasculares (Infartos, accidente cerebro vascular, entre otros), también interviene en la reducción de los niveles de colesterol, en la reducción de los procesos de aterogénesis y en la disminución de los desórdenes inflamatorios originados por la artritis reumatoide.
También hay estudios en los cuales se relaciona el consumo de aceite de oliva con una mejoría en el control de pacientes diabéticos, esto principalmente por una mejoría en el perfil lipídico y la mejora en el control de la glicemia (glucosa en sangre), además aumenta la sensibilidad a la insulina y se reduce la presión arterial, por ende todo lo anteriormente dicho genera mejoras en los pacientes diabéticos.
Por otro lado también se ha relacionado el consumo de este aceite con una menor incidencia de cáncer, principalmente de pulmón y estómago, pero también de colon, endometrio y ovario; esto está dado principalmente por su contenido de vitaminas antioxidantes (C y E), es importante destacar que en la etiología del cáncer, hay factores que pueden ser evitados y/o cambiados, como son: evitar la obesidad, incluir como principales componentes de la dieta los vegetales, legumbres, incluir fruta y cereales, limitar el consumo de alcohol y disminuir el consumo de grasas animales.
Además el aceite de oliva parece tener grandes beneficios sobre el corazón, disminuyendo la tasa de mortalidad por cardiopatías coronarias. Los antioxidantes, vitaminas E y C, carotenoides y compuestos polifenólicos (presentes en el aceite de oliva) tienen efectos positivos en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Además, reducen el uso de medicamentos antihipertensivos al ser rica en vegetales y potasio, lo que la hace beneficiosa para pacientes con hipertensión leve o moderada.
Finalmente, es importante destacar el modo de consumir este aceite, idealmente se debe agregar en las comidas, en ensaladas y platos de fondo, preferentemente de manera cruda (no aplicar temperatura). Un aporte entre 40-50 ml de aceite de oliva en el día sería adecuado (8 cucharaditas de té).
- Nicole Torres Carmona
- Interna Nutrición y Dietética
- Universidad Católica del Norte, Campus Guayacán Coquimbo
- Correo electrónico: ntc012@alumnos.ucn.cl
- Centro de Salud Familiar Santa Cecilia
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