La experta en seguridad y académica de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lucía Dammert, critica el rechazo de la autoridad a renunciar pese al millonario fraude en la institución. Enfatiza que la decisión marca una diferencia significativa respecto a cómo se actúa ante hechos similares en otros países. “El Gobierno le pide a las personas que evidentemente no tuvieron la capacidad para administrar con eficiencia los fondos del Estado, que lo sigan haciendo, pero de una forma mejor”, cuestiona.
“Nunca he pensado en renunciar al cargo de General Director”. Así respondió la máxima autoridad de Carabineros, Bruno Villalobos, al emplazamiento del diputado Sergio Espejo. En el marco de su exposición ante la comisión investigadora de la Cámara de Diputados por el fraude al interior de la policía uniformada, el parlamentario sostuvo que resultaría aconsejable “que quienes han ocupado cargos en el Alto Mando (…) hicieran efectiva la responsabilidad del mando y dieran un paso al lado, renunciando”.
Para la socióloga experta en seguridad ciudadana y académica de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lucía Dammert, “esta señal se lee muy mal en la ciudadanía”. “En otros países, situaciones similares llevan a solicitudes de pedido de retiro del alto mando, intervención civil sobre la institución o se les quita la capacidad de administración de los fondos. Hay modelos para todo”, explica.
“Este es el modelo más extraño, porque se le pide a las personas que evidentemente no tuvieron capacidad para administrar con eficiencia los fondos del Estado, que lo sigan haciendo, pero de una forma mejor”, critica.
“La definición de si el General Director continúa o no depende del ministro del Interior y de la Presidenta de la República”, apunta. Sin embargo, “todas las señales que han emanado desde el Ministerio del Interior han sido de apoyo, por lo que, evidentemente, él no tendría por qué renunciar si no ha recibido, públicamente, ninguna señal de desagrado respecto de lo que él está haciendo”.
“El Ministerio, como en otros países, podría haber optado por generar una reforma donde el mundo civil participara más activamente, o por fortalecer la Dirección de Carabineros, para que tenga algo que decir respecto a los procesos que se están realizando. Sin embargo, lo que ha hecho el Gobierno es instalar el proceso de reforma al interior de la institución, con lo cual es un apoyo a la gestión de Villalobos”, explica.
“La posición del diputado (Espejo) está bien. Reconoce el reclamo ciudadano, pero no me parece viable. Villalobos solo se va a ir cuando le pidan que se vaya”, sostiene.
“Una señal política importante sería hacer un cambio en tres o cuatro antigüedades” y que “uno esperaría más señales por parte del Ejecutivo”.
Reforma a la institución
Finalmente, respecto a la reforma a Carabineros, sostiene que “es un error que estas propuestas sean intra-institucionales. Podría haber sido bueno escuchar la experiencia de otros países y del mundo civil, porque en instituciones con estos niveles de organización jerárquica, la disciplina lleva a tener niveles importantes de lealtad respecto a cargos superiores”.
“Por lo pronto, deberían haber formado un Consejo Asesor para saber si las reformas que se están planteando son mejores o no, y si implican más o menos gasto”, critica. “La experiencia internacional de reformas a las instituciones policiales lo que hacen es que, en vez de concentrar, cerrar y hacer más opaca la discusión sobre la policía, transparentan espacios, propuestas y generan niveles de definición”, apunta.
“La pregunta es por qué la policía se reforma en formato casi clandestino”, señala. “Lo que está sucediendo acá es que no hay capacidad ni interés en hacer las cosas distintas y de transparentar”, lamenta.
En ese sentido, advierte que “lo hermético genera incentivos negativos”.