El especialista en salud pública de la Universidad de Santiago, Mauricio Osorio, sostiene que el elevado gasto fiscal que implica traspasar enfermos críticos desde hospitales a clínicas es, en gran medida, consecuencia de la falta de recursos para tratar a tiempo enfermedades crónicas y sus secuelas.
Por otra parte, el académico sostiene que “es prácticamente una falacia la integración público-privada en salud, porque lo que se está haciendo en realidad es que el sector público está traspasando recursos al sistema privado, pero con precios de privado”.
El Estado está pagando, en promedio, casi el triple por pacientes críticos de Fonasa que son trasladados desde un hospital al sector privado, debido a problemas de la red pública para atender estos casos. De acuerdo a cifras del seguro público, el costo de atender a un paciente en el sector público es de $4.285.000, pero al pasar a una clínica, este precio se eleva en promedio hasta los $11.322.529. En el primer semestre de este año, se incurrió en estos traslados un 53% más de lo que ocurrió en el mismo periodo de 2015 y el gasto por estas transferencias aumentó en un 84%, llegando a los $19.687 millones.
Para el director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago, Mauricio Osorio, solucionar esta situación pasa en gran parte por fortalecer la prevención. “Tenemos que hacer una inversión urgente en atención primaria, porque tenemos que tratar que la gente no se enferme. Actualmente, hay muchos pacientes de mayor complejidad y múltiples patologías, y eso se ha producido porque no hemos sido capaces de parar a tiempo el problema que tenemos actualmente con las enfermedades crónicas y sus secuelas”, sostiene.
“El fortalecimiento de la atención primaria tiene que mejorar los valores de financiamiento, porque los municipios están traspasando fondos propios para completar el financiamiento de toda esta área”, agrega.
El experto en salud pública ejemplifica la urgencia de invertir en atención primaria, señalando que “el Estado gasta en el orden de 180 mil millones solo en concepto de diálisis. Eso es insuficiencia renal crónica terminal. Sin embargo, uno sabe que para llegar a ese estado, previamente se parte con una diabetes, una hipertensión o algún fenómeno que genera este problema en el riñón. Uno podría al menos retrasar su llegada y tener menos pacientes”.
“Tenemos también que tener una mirada más amplia para enfrentar los problemas propios del envejecimiento y del cambio de los perfiles epidemiológicos de nuestra población. No podemos solo seguir preocupados en el enfoque curativo sin considerar lo preventivo. En el caso de lo público, el fin va de la mano con que la gente no se enferme o no se complique. El enfoque del privado es hacia el enfermo y las prestaciones que hay que hacer para resolver la enfermedad y solo eso, y eso es un negocio”, afirma.
Integración público-privada: ¿la solución al déficit?
Para el Director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago, Mauricio Osorio, el déficit para el Estado de financiar las derivaciones de pacientes de Fonasa a clínicas no se soluciona fortaleciendo o regulando la relación entre el sector público y el privado. “Es prácticamente una falacia la integración público-privada en salud, porque lo que se está haciendo en realidad es que el sector público está traspasando recursos al sistema privado, pero con precios de privado”, afirma.
“Si esta integración pasa porque los públicos tengan que cobrar como privados, seguiremos colocando dinero a un saco roto que no se va a llenar nunca, lo que tenemos que hacer es fortalecer el sector público”, agrega.
El especialista indica que “Chile gasta alrededor del 3,4% de su PIB en salud y la OMS señala que tiene que ser del orden del 6%. Obviamente, esto es insuficiente y va de la mano con el gasto de bolsillo actual que es del orden del 37%, y la OMS recomienda que no sea más del 15%”.
Más camas para el sector público
Finalmente, Osorio sostiene que la situación refleja la disminución de camas en el sector público, “algo que ha ocurrido de manera sistemática al menos desde 2005, en que la red pública ha perdido alrededor de 3 mil camas hospitalarias. Obviamente, quienes han crecido en el mismo periodo son el sector privado, en el orden de mil 700 camas”, afirma.
Según Osorio. En 2005 había alrededor de 28 mil camas y, hoy, solo hay 25 mil. “Cuando aparezcan los nuevos hospitales, el problema de las camas aun no estará resuelto. De hecho, con los nuevos establecimientos que aparecieron acá en Maipú y La Florida, el déficit tampoco se solucionó”, concluyó, en referencia a la promesa gubernamental de instalar más hospitales.