Con una masiva asistencia de expertos, pero también de ciudadanos comunes, interesados por los avances científicos y tecnológicos, se realizó este mes en La Serena el I Congreso del Futuro, dedicado a discutir y proyectar los grandes desafíos y transformaciones del presente siglo, temas que fueron abordados por invitados excepcionales, incluido un premio Nobel, el último Premio Nacional de Ciencias y especialistas pioneros en sus propias disciplinas.
El evento fue organizado por el Gobierno Regional de Coquimbo, en colaboración con universidades, instituciones públicas, centros de investigación y empresas de la zona.
Por parte de la Universidad Católica del Norte participó en el consejo asesor del congreso el académico y economista Pablo Pinto Cornejo, para quien la realización de este evento (que ya registra cinco versiones en Santiago) fuera de la capital “es fundamental para asegurar un proceso exitoso de regionalización y que las capacidades humanas estén distribuidas de manera similar a lo largo del país. Muchas veces nos encontramos que a nivel central se olvida la importancia de las regiones. El Congreso del Futuro fue precisamente una excepción”, destaca.
Faltan espacios de calidad internacional
Respecto a la masiva asistencia registrada en La Serena y también como en otras ciudades, Pinto señala: “El éxito del evento indica que, en la medida que desarrollemos una parrilla atractiva de invitados, el público y la comunidad en general nos seguirán atentamente. La apatía con la ciencia tiene, en parte, mucho que ver con la percepción generalizada de que ella está lejos de resolver problemas del día a día. Este evento demuestra que existe un interés masivo por la ciencia y que, en realidad, faltan espacios de calidad internacional en donde la comunidad pueda participar”.
En su versión local, el I Congreso del Futuro tuvo como expositores al premio Nobel de Química 2004, Aaron Ciechanover; al creador del concepto de Huella Hídrica, Arjen Hoekstra; al inventor de la prótesis 3D, Jorge Zúñiga; al Premio Nacional de Ciencias 2015, Mario Hamuy; y el bioinformático de IBM, Pablo Meyer.
Desde el punto de vista local, Pablo Pinto destaca especialmente las presentaciones del Dr. Arjen Hoekstra, experto mundial en el manejo de aguas y las políticas de racionamiento de este importante recurso, y el Dr. Mario Hamuy, uno de los astrónomos más importantes de nuestro país, “ponencias de primer nivel que muestran la relevancia de estos dos sectores para la economía regional”, subraya. En el tema del recurso hídrico, agrega, “la reflexión acerca de su propiedad privada en Chile, pero fundamentalmente de su mala utilización, de nuestra incapacidad de reutilizar aguas grises para fines agrícolas e industriales, y la falta de programas de desalinización o desalación con usos de energías no convencionales como fotovoltaicas. Todavía sorprende y llama la atención que no se hagan mayores esfuerzos conducentes a ese respecto”.
En astronomía, prosigue el académico de la UCN, “para el año 2020 se espera que el Norte Grande y Chico en Chile tengan el 60% de la observación astronómica a nivel mundial; sin embargo, el desarrollo de ciencia “hecha en Chile” en ese ámbito es todavía menor, y existen importantes contribuciones que se pueden hacer, especialmente en lo referente a manejo de grandes bases de datos”. Además, observa, el turismo debe ser una oportunidad complementaria de desarrollo para nuestro territorio y se requiere urgentemente de una política para potenciar la astronomía local.
Inversión en I&D
La nueva crisis en el precio del cobre ha traído nuevamente a la mesa el tema de la necesidad de agregar valor a nuestros recursos naturales, mediante una efectiva explotación de los mismos.
¿Cuál sería la inversión nacional adecuada en Investigación y Desarrollo (I+D) para asegurar esta transición?
La discusión es permanente, reconoce Pablo Pinto, “pero con cifras cercanas al 0,39% del PIB como gasto en I+D, Chile es último entre los países OCDE. En términos de acelerar nuestro desarrollo, la mejor alternativa viable es transformar nuestras ventajas comparativas basadas en los recursos naturales en ventajas construidas”.
Ahondando en el tema, el economista subraya que es esencial para la competitividad de Chile que se desarrolle una política de innovación e inversión adecuada, por ejemplo, en sustento del sector minero. En este punto, cabe recordar que Pablo Pinto obtuvo su doctorado en negocios en la Universidad de Queensland, Australia, dedicando su tesis a evaluar consorcios mineros de Investigación y Desarrollo, para entender las complejidades de aquellos, y cómo pueden ser manejados en forma más efectiva, tanto desde una perspectiva de investigación como comercial, y cómo estos centros pueden beneficiar a la industria como un todo.
En astrofísica y tecnologías afines, comenta, el potencial es enorme, “y debemos concentrar esfuerzos en desarrollar tecnologías complementarias, especialmente las de la información y la comunicación. En los recursos del mar, debemos romper la dependencia de la producción de salmónidos y continuar con inversiones para proteger nuestras especies y mejorar su producción y comercialización en los mercados internaciones”, concluye, reconociendo en esta línea los Programas Tecnológicos de Diversificación Acuícola y los Centros Tecnológicos de Innovación para la acuicultura de CORFO.