Con un compromiso artístico que dejó huella en cada escenario, la Orquesta y Banda Intermedia Municipal Filarmónica de Coquimbo realizaron su primera gira musical a la Región Metropolitana.
A fin de impulsar el crecimiento humano y emocional de sus agrupaciones musicales, la Fundación Filarmónica de Coquimbo realizó recientemente la gira “Un viaje musical”, que permitió que un grupo de estudiantes, directores, docentes y apoderados se trasladara a Buin, Ñuñoa y Pudahuel para brindar conciertos educativos diseñados especialmente para comunidades escolares y espacios culturales.
Una gira que fortaleció lazos
Para el director de la Orquesta Intermedia, Danny Cortés, esta gira representó una oportunidad transformadora. “Gracias a esta iniciativa nuestros estudiantes se convirtieron en una verdadera familia que se apoya y se cuida, comprendiendo que la música puede llevarlos muy lejos, incluso más allá de lo que hoy pueden imaginar”, resalta.
La preparación fue rigurosa y profunda. El director relata que se trabajó con disciplina, compromiso y horas extras de ensayo, sumando materiales pedagógicos como tutoriales en video y orientaciones de autocuidado para asegurar que la presentación reflejara el nivel que han construido colectivamente. “Una ilusión que otorgó sentido al esfuerzo acumulado durante meses de trabajo para pisar un escenario nuevo y sentir la energía de un público distinto”.
Aprendizajes que van más allá del escenario
Desde la coordinación pedagógica de la Fundación, Antonia Cortez subraya que viajar por medio de la música es una experiencia integral. A su juicio, estas oportunidades no solo fortalecen la técnica individual y el desempeño artístico, sino que también impactan profundamente en el desarrollo social y afectivo de los estudiantes, donde espacios como conciertos, actividades culturales, salidas entretenidas e intercambios “promueven la convivencia, la disciplina artística, el compromiso y el sentido de pertenencia”.
Antonia explica también que la logística de la gira involucró numerosas tareas: ensayos reforzados, organización de itinerarios, preparación técnica del repertorio, reuniones con apoderados, recaudación de fondos y coordinación institucional. Todo ello, recalca, tuvo el propósito de “velar por una experiencia que fuese más allá de solo tocar”, abriendo para muchos su primera oportunidad de viajar fuera de la región con un elenco musical.
Encuentros que inspiran y motivan
Uno de los momentos más significativos de la Banda Intermedia ocurrió en el Liceo A-131 de Santiago, “el liceo más grande del país, con cerca de 3.600 estudiantes”, detalla su director, Daniel Muñoz. La acogida fue cálida y entusiasta: docentes, directivos y estudiantes crearon un ambiente propicio para un concierto lleno de emoción. El repertorio, trabajado durante todo el año, incluyó obras como Recuérdame y extractos de la Séptima Sinfonía de Beethoven, piezas que permitieron una conexión inmediata con el público.
La experiencia continuó al día siguiente en la Biblioteca de Pudahuel, donde la banda participó en un encuentro de orquestas que reunió a elencos juveniles de la comuna. Allí, interpretar piezas en conjunto potenció la confianza y el sentido de comunidad entre las agrupaciones. Para Muñoz, la gira se convirtió en un hito que “motiva profundamente y da un impulso formativo decisivo a los estudiantes”, reforzando su disciplina y compromiso al regresar a casa.
Música que abre caminos
El proyecto “Un Viaje Musical” cumplió plenamente su propósito: abrir horizontes, generar aprendizajes significativos y mostrar a las y los estudiantes que su esfuerzo tiene un lugar en escenarios más amplios. A través de la música, los niños, niñas y jóvenes de la Fundación Filarmónica de Coquimbo pudieron conectar con nuevos públicos, conocer realidades diversas y comprender que su trabajo artístico es valioso y necesario.
Finalmente, Daniel Muñoz subraya que este viaje les permitió descubrir nuevas formas de vivir la música, compartir con otros estudiantes y ampliar su visión artística: “en este caso, en un viaje a Santiago, donde conocen otra ciudad, conocen otros compañeros, otra perspectiva de cómo se disfruta y cómo se vive la música”.
“La motivación quedó al mil”, enfatiza Daniel. “Llegando de vuelta, los estudiantes están mucho más estudiosos y felices por la experiencia que significó el viaje. El objetivo se cumplió: dar una inyección de motivación a niños que están estudiando música, y también, mostrarles que pueden destacar entre sus pares a través del arte. Sin duda alguna, fue una gran gira”, concluye.