La región de Coquimbo es la zona más afectada de Chile con respecto a casos de Chagas, condición de gran preocupación para la salud pública en pediatría, particularmente debido a su potencial de transmisión congénita y la presencia continua de focos vectoriales en ciertas áreas.
Datos de la Autoridad Sanitaria revelan que entre los años 2016 a 2024 un 44% de los casos de enfermedad de Chagas en Chile se dan en la región de Coquimbo, concentrando las mayores tasas de incidencia en la provincia de Choapa y Limarí, siendo la comuna de Salamanca la con mayor número de casos y fallecimientos por esta enfermedad.
En la actualidad, los nuevos casos son en su mayoría por transmisión de madre a hijo durante el embarazo (“transmisión vertical”) en zonas donde ya se ha controlado el insecto que transmite la enfermedad (Trypanosoma cruzi) o donde este no existe, como en muchos países fuera de la zona endémica. Por lo tanto, es clave realizar los controles y exámenes en mujeres y sus hijos/as que provienen de lugares donde la enfermedad es común.
El tratamiento antiparasitario durante el primer año de vida se utiliza de manera efectiva y segura, enfatizando la relevancia de los programas de cribado neonatal y el control pediátrico amplio, incluso en recién nacidos sin síntomas.

Debido al buen resultado que se ha logrado en la detección y en el seguimiento de casos en niños/as y recién nacidos que han estado en contacto con los casos, las actividades preventivas han aumentado, ejecutando no solo vigilancia médica, sino que también intervenciones integrales donde se realiza educación a la comunidad y campañas de promoción para que se de a conocer la importancia del cuidado en la infancia.
Se ha demostrado que trabajar directamente con la comunidad ayuda a que más personas accedan a los exámenes y servicios de salud materno-infantiles. Lo cual se puede lograr mediante la organización de talleres de concienciación y educación, buscando activamente posibles casos y entregando información mediante mensajes adaptados a la cultura y realidad de cada población, especialmente en áreas rurales y entre trabajadores migrantes.
Dentro de las acciones que ha realizado el Ministerio de Salud para enfrentar esta realidad se encuentran las inspecciones al 100% de las donaciones de sangre desde el 2008, la búsqueda activa en mujeres embarazadas como prioridad para frenar la transmisión vertical desde el 2014 y el establecimiento de la meta de lograr el tamizaje del 100% de las mujeres embarazadas y asegurar el acceso al tratamiento oportuno del 100% de los casos congénitos que se propuso el Programa Nacional de Chagas en el año 2017.
La participación de profesionales de la salud de atención primaria es crucial para prevenir la pérdida de seguimiento de los pacientes expuestos y para fortalecer los circuitos de referencia y control.
Por lo tanto, la prevención pediátrica de la enfermedad de Chagas requiere programas basados en la atención materno-infantil, la enseñanza sobre la enfermedad en la comunidad, una vigilancia activa y la educación continua entre el personal de salud con énfasis en el diagnóstico temprano y el tratamiento de la transmisión congénita.
Katherina Marquinez Aguilera
Interna de Nutrición y Dietética en CESFAM Pedro Aguirre Cerda, Universidad Católica del Norte, Campus Guayacán, Coquimbo