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Mitos y realidades de la lactancia materna

¿Qué es?

La lactancia materna es el alimento más completo y seguro “específico” para el recién nacido y el lactante, debido a que mediante este fluido se entregan elementos nutritivos e inmunológicos necesarios para asegurar un óptimo desarrollo y crecimiento del lactante, adaptándose a los requerimientos nutricionales de éste (1).

La glándula mamaria es capaz de producir diferentes tipos de leche conforme pasa el tiempo, estos son: el calostro, la leche de transición y la leche madura. El calostro se produce durante los primeros 3 a 4 días postparto, tiene un aspecto amarillento y espeso. Se produce poco volumen estos primeros días, entre 2 a 20 ml por cada mamada, lo cual es suficiente en esta etapa del recién nacido para satisfacer sus necesidades (1).

La leche de transición es la que se produce entre el 4° y 15° día postparto, en los que se produce un aumento brusco en la producción de leche, alcanzando los 600 a 700 ml al día entre los 15 y 30 días postparto. Y la leche madura tiene una variedad de nutrientes que están directamente relacionados con las necesidades del lactante, y el volumen promedio es de 700 a 900 ml al día los primeros 6 meses postparto.

Mitos y realidades

Es más que seguro que hemos escuchado la famosa frase “No tengo leche o tengo poca leche” y la realidad de esto es que cada mujer es capaz de producir suficiente cantidad, sin embargo, el nivel de producción depende de cuánto consuma y con qué frecuencia el lactante se amamante, ya que mientras más tome, más leche se producirá en el momento (2).

Acompañado de esto, es importante mencionar que no existen alimentos, infusiones o preparaciones, como el agua de avena, que aumenten la producción de leche. Ésta netamente, como fue mencionada anteriormente, depende de la frecuencia con la que se exponga al pecho el lactante durante el día, ya que esta se produce en ese momento preciso. Es importante siempre que la madre se mantenga hidratada y con una alimentación balanceada para luego recuperar los nutrientes que son utilizados para la producción de leche (2).

También se escucha con mucha frecuencia “Mi leche no es buena, es aguada, no engorda, no lo/a alimenta”, cuando en realidad existen diferentes etapas en la lactancia, al comienzo de la mamada sale la parte aguada y al final la que contiene más grasa, y es esta última la que ayuda a subir de peso al lactante. Es por esto que es importante que el lactante “vacíe” el pecho sin un tiempo establecido para recibir esta parte grasa de la leche, por lo tanto la lactancia debe ser a libre demanda y sin horarios establecidos durante el día ni tiempo de duración por toma (2).

La lactancia materna debe ser a libre demanda siempre que el bebé pida alimentarse, existiendo señales de hambre, las cuales son: señales tempranas (inquieto, abre la boca y mueve la cabeza buscando el pecho), señales intermedias (se estira, incrementa su movimiento y se lleva la mano a la boca) y las señales tardías (llora, realiza movimientos agitados y se pone rojo). Es de suma importancia proporcionar el pecho cuando el lactante presente las señales tempranas con el fin de favorecer la lactancia (3).

Estos mitos han llevado a muchas madres a desistir de entregar lactancia materna a sus hijos e hijas al pensar que no le están entregando lo suficiente para un correcto desarrollo y crecimiento, optando por las fórmulas lácteas artificiales. Sin embargo, el uso de estas últimas siempre debe ser evaluado por los profesionales de la salud en sus controles del niño sano, debido a que, se lleva el registro de su estatura y peso principalmente, para saber si está incrementando bien su peso y estatura con la alimentación que está llevando.

Cabe destacar, que son múltiples los beneficios al momento de amamantar tales como: proteger al lactante frente a las infecciones respiratorias, a largo plazo previene el riesgo de padecer enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, entre otras y favorece la recuperación del peso de la madre previo al embarazo (4). Es por esto y mucho más, como mencioné anteriormente, que lo más recomendado es mantener la lactancia materna exclusiva y a libre demanda.

Escrito por:

Tamara Aguilera Silva, Interna de Nutrición y Dietética UCN

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