- Libro del periodista Eleazar Garviso Gálvez recoge el relato de la artista de 94 años que nació en Argentina y que tempranamente pidió a su madre aprender piano y con el tiempo consolidó un carrera que por décadas estuvo sólo en su currículo, luego que en los últimos 50 años, por decisión propia, se dedicó a reivindicar la imagen y trayectoria de su esposo, Jorge Peña Hen asesinado en octubre de 1973 en el Regimiento Arica N 21.
En los últimos 50 años la pianista Nella Camarda Valenza (94) se ha encargado en reivindicar la memoria y el legado de su esposo Jorge Peña Hen quien durante 20 años convirtió a La Serena y la Provincia de Coquimbo en la cuna de la cultura con la Sociedad Juan Sebastián Bach y, sobre todo, la creación de la primera orquesta infantil de Hispanoamérica. Sin embargo, esta labor terminó dejando en un segundo plano su propia carrera iniciada en su niñez.
Precisamente esta arista es la que aborda el libro ‘Nella Camarda Valenza: Un brillo con luz propia’ del periodista Eleazar Garviso, donde la propia pianista se explaya en su trayectoria y aborda los temas más sensibles de su vida y lado artístico.
El texto fue elaborado en plena pandemia y con las restricciones del Coronavirus. Confiesa que su desarrollo no fue fácil, sobre todo porque admitió que se le invertían los papeles luego que siempre se preparaba para contestar cosas de su esposo, pero no de su labor.
Es por ello que reconoce que la experiencia al principio le resultó extraña, pero luego se dejó llevar por los recuerdos y sus logros. Cuando en la temporada de primavera de 1951 con 20 años ganó el concurso para una actuación solística con la Orquesta Sinfónica de Chile en el Parque Forestal en Santiago con el Concierto N 4 de Beethoven. Su pololo, Jorge Peña Hen, un joven estudiante del Conservatorio que había llegado a Santiago para perfeccionarse y conquistar su sueño, le reconocía el talento que poseía y el auspicioso futuro que le esperaba.
“El maestro le regaló la parte de piano con una hermosa dedicatoria, pero también en un momento del evento le confesó una frase que marcó su vida y que siete décadas después cobró una fuerza impensada. ‘Tú ya triunfaste, esto es lo máximo a lo que puede aspirar una alumna, eres la más destacada del Conservatorio Nacional y yo, en cambio, aún no he hecho nada’. No había matices. Ni ella misma le tomó el peso a esa declaración. Pero, de alguna manera refleja cómo se incubó la vida artística de Nella en medio de una ascendente carrera de quien terminó por transformarse en su esposo y una de las figuras más prominentes del espectro musical y artístico en Chile”, detalla la publicación en su introducción.
Nella nació en Argentina el 26 de mayo de 1929 y llegó a Chile con seis meses de edad. Es hija de Juan Camarda Paratore oriundo de Tripi, un pueblito cercano a Messina, Sicilia, Italia y María Valenza Lamacchia quien nació en Túnez donde vivió hasta los 15 años y fue cantante de profesión, titulada en el Conservatorio Williams de Buenos Aires, obteniendo el primer premio y medalla de oro. Actualmente vive en Santiago donde sigue perfeccionando su técnica.
Sus recuerdos de niñez son abundantes. Antes de los cinco años vivía en Valparaíso y a los ocho sus padres le solicitaron su participación en los llamados ‘intermedios vivos’ del Teatro Real de Santiago. En el colegio Nella fue aplicada, aunque advierte que sin merecer el título de ‘matea’.
Desde siempre su sueño fue dedicarse al piano, pero reconoce que para hacerlo en forma estaba consciente que debía resignarse a ‘no vivir la vida’. Combinó sus destrezas para este instrumento con el canto y la recitación. Sin embargo, en los escritos sólo se destaca su unión conyugal con Peña Hen y su figura aparece desplazada. Lejos de las luces y las cámaras.
Caminos y carreras paralelas
Coincidentemente con el tiempo, Nella se dio cuenta que con su esposo lideraban en paralelo las mismas actividades en sus correspondientes establecimientos de enseñanza a kilómetros de distancia.
Una vez casados en julio de 1952 se instalan en la Provincia de Coquimbo donde comienza a colocar en práctica sus conocimientos y colaborar en el revolucionario plan musical de Jorge y luego en la Escuela Experimental de Música de La Serena.
En septiembre y octubre de 1973 Nella y su familia sufre un duro golpe. Peña Hen es asesinado en el Regimiento N 21 Arica de La Serena por la Caravana de la Muerte tras la llegada de los militares al poder.
Cinco décadas después confiesa que le costó años enfrentarse con este acontecimiento y recalca que a pesar de cómo terminó el matrimonio a principios de la década del ‘70, nunca logró recuperarse, ni tampoco pensó en rehacer su vida, aunque paulatinamente retomó su carrera musical que sigue intacta. Lo mismo que su abultado currículum, pese a que no ha brillado como lo hizo su esposo en los ‘50, ‘60 y parte de los ‘70.
En el texto se establece que Nella es exigente. “Desconfiada y quisquillosa con sus temas personales y principalmente con los trabajos o proyectos que se emprenden sobre su esposo, aunque confiesa que existieron episodios que terminaron afectando su imagen por proyectar siempre una carátula de perfeccionista dejando poco margen al error. Nella se debe enfrentar a la contradicción que por su talento como pianista pudo haber conseguido más créditos, pero terminó privilegiando el anhelo de su esposo en el Norte de Chile, aunque lo remarca con fuerza que en ningún caso lo resiente ni se arrepiente”.
Uno de los temas que quiere remarcar, sobre todo a 50 años de su ejecución, es que la relación entre ambos estuvo cruzada por la magia del amor y la música.
Así piensa quien a los 94 años continúa aferrada a la pasión musical y el legado de Jorge Peña Hen, cuya consolidación fue en silencio. De bajo perfil como ella misma lo define. Una artista que durante toda su vida ha brillado y actuado con luz propia.