“Las mujeres que nos hemos involucrado en la ciencia tenemos el deber de incentivar a las futuras generaciones”
Biotecnóloga de profesión, cuenta actualmente con el grado de Doctora en Biología y Ecología aplicada. Investigadora en el Centro Regional de Investigación INIA Intihuasi, Claudia Bavestrello apoya proyectos relacionados con el riego eficiente, olivicultura e hidroponía mediante la evaluación de respuestas moleculares frente a estrés abiótico.
Este 8 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer, y en el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) quisimos reconocer a aquellas que, desde su labor como profesionales y trabajadoras, aportan día a día al desarrollo agropecuario, con énfasis en la sostenibilidad.
Representando al Centro Regional de Investigación INIA Intihuasi, conversamos con Claudia Bavestrello, quien tiene una amplia trayectoria dedicada a la ciencia. Definiéndose como ecóloga molecular de agroecosistemas productivos, la doctora Bavestrello estudió biotecnología, contando actualmente con el grado académico de Doctora en Biología y Ecología aplicada.
Durante su pregrado, se desarrolló en diversas áreas de la biotecnología, vinculándose a proyectos de investigación sobre microbiología de suelos, biología molecular de plantas y fisiología vegetal. Una vez licenciada, desarrolló su práctica profesional y proyecto de tesis en torno a temáticas relacionadas con las respuestas adaptativas que presentan las vides frente al estrés hídrico, para luego continuar con sus estudios en el programa de Doctorado en Biología y Ecología aplicada, de la Universidad Católica del Norte.
Dentro de su trabajo científico destaca su tesis doctoral centrada en la ecología evolutiva a nivel inter-poblacional de invertebrados marinos, abarcando temas relacionados a la diferenciación genética, ecotípica y de adaptación a condiciones de estrés del ambiente marino; participación en congresos nacionales e internacionales; y contribución a acercar la ciencia a la ciudadanía mediante la extensión.
¿Cómo siente que ha ido avanzando la equidad de género en la ciencia?
“En lo personal, considero que no existen roles predeterminados por género para realizar diferentes actividades -entre ellas desarrollar ciencia-, pero sí creo que, hoy en día, las mujeres que nos hemos involucrado en la ciencia tenemos el deber de incentivar a las futuras generaciones, fomentando la participación y apuntando a que todos y todas podemos llegar donde queramos estar. Hay que acercar la ciencia a la comunidad, y favorecer que aquellos que tienen interés en la investigación no la vean cómo algo lejano o que es hecho sólo por un cierto grupo de personas.
No podemos desconocer que la ciencia es un área donde las mujeres no están tan representadas, pero siento que, de a poco, se están generando los cambios internamente. Esto se ve muy reflejado, por ejemplo, en los sistemas de postulación a proyectos y acceso a becas para continuidad de estudios”.
¿Cómo se genera este cambio?
“Desde mi óptica, el hecho de potenciar a las mujeres en carreras científicas o tecnológicas, tiene su raíz en la educación que reciben, por lo mismo, es sumamente importante que, desde la escolaridad, o incluso antes, empecemos a mover esas barreras de antaño que han definido y clasificado a las mujeres más cercanas a las letras o las artes antes que a las ciencias”.
¿Cuáles cree que son los principales desafíos para lograr una mayor presencia de mujeres en el campo científico?
“Cómo mencioné anteriormente, los desafíos están a nivel educativo. Esto, sin duda, nos plantea un desafío a nivel de estado, ya que parte importante del trabajo de mover o cambiar los paradigmas antiguos, tiene que ver con abrir espacios en la educación, a todos los niveles, que apunten hacia avanzar en la generación de un proceso de aprendizaje constante y accesible para todos(as), evitando los sesgos de género que tan arraigados están en ciertos sectores o espacios de la sociedad, los cuales, por ejemplo, muchas veces nos definen hacia colores determinados, accesorios o hasta qué podemos llegar a ser cuando grandes”.
¿Cómo puede contribuir desde su vereda a que las jóvenes se interesen por la ciencia?
“Soy consciente que el camino es largo y que hemos avanzado, pero durante tantos años la brecha fue tan extensa que, a veces, estos cambios se reflejan poco en el día a día y eso nos genera angustia. A pesar de esto, tengo la convicción de que el simple hecho de difundir que somos muchas las mujeres que estamos en ciencia va a incentivar a más chicas a seguir este camino y luchar contra esas clasificaciones antiguas que debemos derribar”.
¿Cuáles son sus expectativas respecto a su futuro en la ciencia?
“Espero desarrollar mi vida en torno a la investigación, para así, ojalá, algún día ser reconocida por mis pares tanto por mi trabajo científico como por mi capacidad humana, siendo el motor principal de este anhelo, mi compromiso y afán por que la ciencia sea traspasada a la comunidad y que se convierta en una herramienta real para generar soluciones frente a las necesidades a las que nos enfrentamos día a día”.