Realidad Nacional
Durante los últimos años la prevalencia de sobrepeso y obesidad en Chile ha ido en aumento. La última Encuesta Nacional de Salud del año 2016-2017 reportó una prevalencia de exceso de peso de un 74,2%, siendo un 39,8% de sobrepeso y un 34,4% de obesidad. Cifras alarmantes debido a la mayor predisposición en personas con exceso de peso a desarrollar enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus e hipertensión arterial.
Alimentación y emociones
Si bien la obesidad es una enfermedad multifactorial. Distintas investigaciones muestran que las emociones juegan un rol relevante en la elección, calidad y cantidad de los alimentos consumidos, lo que en ocasiones podría favorecer el aumento de peso. Es así, como al investigar la relación entre la conducta alimentaria y las emociones, ha surgido el concepto de “Comedor emocional”.
Comedor emocional
El término comedor emocional, hace referencia a “aquel individuo que no es capaz de llevar a cabo estrategias de afrontamiento adecuadas ante las distintas emociones, lo cual repercute en su alimentación”. El aburrimiento, tristeza, estrés o ansiedad son algunas de las emociones y situaciones más comunes, ante las cuales estas personas comen en exceso en respuesta a las emociones, seleccionando alimentos con alto contenido de azúcares, grasas y alta densidad energética. Siendo la obesidad la patología que con mayor frecuencia se asocia al comedor emocional.
Hambre fisiológica vs hambre emocional
Debido a esto, nace la importancia de identificar cuando estamos frente a un hambre fisiológica o hambre de tipo emocional. Las principales diferencias son que el hambre fisiológica se sitúa en el estómago, apareciendo de forma gradual después de pasar tiempo sin comer, desapareciendo luego de la ingesta de alimentos, dejando a la persona con una sensación de plenitud y satisfacción. Sin generar sentimientos negativos.
Por otra parte, el hambre emocional, está situada en la cabeza, apareciendo de forma repentina, sin respetar horarios. Presentándose la necesidad por consumir alimentos específicos, generalmente altos en energía, y a diferencia del hambre física, una vez consumidos los alimentos la sensación de hambre se mantiene a pesar de seguir ingiriendo alimentos, apareciendo sentimientos de culpa y vergüenza por comer excesivamente.
Abordaje multidisciplinar
El tratamiento del comedor emocional requiere de un abordaje multidisciplinar, que incluya intervenciones nutricionales, con adecuada educación sobre alimentación, estableciendo hábitos saludables y tratar o prevenir la obesidad. Además de incluir intervenciones psicológicas, con el fin de lograr alcanzar un equilibrio y bienestar emocional. Sumado a esto, la práctica regular de ejercicio físico es esencial. Se ha observado que realizar actividad física de forma recreativa favorece la selección de alimentos más saludables disminuyendo la alimentación emocional.
Claves para controlar el hambre emocional
Practicar la alimentación consciente, debemos ser conscientes de lo que estamos comiendo en cada momento, y evitar distracciones a la hora de comer, alejándonos del celular y la televisión. Así mismo, es esencial organizar nuestros tiempos de alimentación, no dejar espacio para la improvisación, para lo cual es necesario que nuestro refrigerador y despensa contengan alimentos saludables, dejando de lado la compra de alimentos perjudiciales.
Otra estrategia es distribuir colaciones en los momentos de mayor ansiedad, prefiriendo aquellas con mayor cantidad de proteínas para mayor saciedad. Y mantener una adecuada hidratación a lo largo del día. Es esencial evitar el consumo de alimentos estimulantes como el té, café y bebidas energéticas, ya que contienen sustancias que sobre-activan al organismo, lo que puede generar ansiedad, nerviosismo e insomnio, agravando la situación emocional.
Por último, es fundamental identificar ante qué situaciones surge el hambre emocional, para lo cual se requiere buscar ayuda en profesionales de salud, los cuales van a brindar las herramientas necesarias para el manejo adecuado de nuestras emociones.
Alejandra Rivera Álvarez, Interna de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica del Norte, Sede Coquimbo.
Fuentes bibliográficas
Dohle S, Hartmann C, Keller C. Physical activity as a moderator of the association between emotional eating and BMI: evidence from the Swiss Food Panel. Psychology & Health. 2014;29(9):1062-1080.
Palomino-Pérez, Ana María. (2020). Rol de la emoción en la conducta alimentaria. Revista chilena de nutrición, 47(2), 286-291.