En una actividad encabezada por la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos, diversos expertos nacionales e internacionales abordaron esta problemática de salud y la relacionaron con el nivel de escolaridad y trastornos de ansiedad, entre otros.
El dolor crónico tiene una alta prevalencia en Chile, alcanzando a uno de cada tres chilenos. De acuerdo a estadísticas que maneja la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados Paliativos (ACHED-CP), los pacientes que declaran presentar dolor a diario alcanzan un 40%, mientras que aquellos casos con dolor crónico presente por más de un año llegan al 44%.
Ante esta realidad, que cada vez se acrecienta más, la ACHED-CP y Grünenthal Chile reunieron en Santiago a más de 360 profesionales de la salud de todo Chile, para conocer los nuevos hallazgos sobre el dolor crónico y su origen. El evento contó con la presencia de destacados expertos nacionales e internacionales, que discutieron las nuevas tendencias en el combate de esta problemática.
Ante un problema de salud pública como es el dolor crónico, la fisiatra de la Universidad de Chile y directora de ACHED-CP, la Dra. Delia Ruiz, afirma que en Chile “no existe ninguna política nacional. Los gobiernos no tienen ninguna política para el manejo de estos pacientes y el dolor genera altas tasas de discapacidad”. Y aclaró que, si bien el tratamiento del dolor en pacientes con cáncer ya está incluido en las políticas de salud, “como ACHED estamos tratando de incorporar el dolor crónico no oncológico ojalá en el AUGE”.
El dolor crónico afecta principalmente al grupo etario con mayor actividad laboral en el país, es decir entre los 30 y 65 años. Y la discapacidad asociada al dolor musculoesquelético es aproximadamente de un 25% del total de discapacidad a nivel nacional.
La doctora Ruiz, explica que el dolor crónico es una patología presente en 1 de cada 3 chilenos y aumenta en grupos de pacientes con riesgos asociados a factores psicosociales como la baja escolaridad. “La Encuesta Nacional de Salud, que se hizo en 2009-2010, muestra que claramente el nivel de dolor aumenta en las personas con menor nivel educacional, alcanzando un 34%. Asimismo, la encuesta de 2016-2017 muestra que en la medida que aumenta la edad de la persona y su bajo nivel educacional, aumenta el dolor y la prevalencia alcanza el 27,2%”, afirma.
La literatura describe el dolor crónico como aquel que persiste por más de tres meses. Sin embargo, la doctora Flaminia Coluzzi, de la Unidad de Anestesiología Medicina Intensiva y Tratamiento del Dolor de la Universidad de Sapienza, Italia, precisa que estamos frente a un cambio de paradigma, porque el dolor debe analizarse como una modificación al sistema nervioso central.
“Por mucho tiempo, sólo se habló del dolor crónico como una enfermedad temporal, en la que el dolor persistía por más de tres a seis meses. No obstante, ahora sabemos que hay un significado completamente distinto, porque es un dolor patológico. No es algo que protege a nuestro cuerpo de algo peligroso como del fuego, la presión o el actuar de un químico, sino que es una modificación del sistema nervioso central”, aclara.
En esa línea la doctora Coluzzi precisa que “la cronificación del dolor es el mecanismo involucrado en la mayoría de las patologías. Nunca tomamos en cuenta el sistema nervioso central. Por eso, la neuroplasticidad (la capacidad de adaptación del cerebro) es el enlace perdido para comprender enfermedades como la osteoartrosis”.
Según la investigadora italiana, este problema de salud pública es común en muchos países. “En Italia algo cambió en 2010 cuando introdujimos la Ley 38 para garantizar a cada paciente el derecho a un tratamiento correcto. Aumentamos mucho la formación médica, la cantidad de clínicas de dolor y la oportunidad para acceder a los medicamentos”, indica, dando un ejemplo de lo que podría hacerse en Chile.
EL FACTOR PSICOLÓGICO
La especialista colombiana, la Dra. Andrea Rincón, médico Fisiatra especialista en Salud Ocupacional, se refirió a los factores psicológicos que inciden en el dolor crónico. Sostiene que personas entre 20 y 40 años con ansiedad y depresión, son más propensas a desarrollar la patología. “El paciente joven por la inexperiencia es ansioso. El estrés hace que muchos desarrollemos trastornos de ansiedad y depresión. Y al tener ese sustrato hace que el dolor se torne crónico muy tempranamente. Entonces no tardan tres meses. Ellos pueden cronificar en un post operatorio”, declara.
Añade que en estos casos el dolor “se sale del margen, es un dolor muy severo, está magnificado, tiene características neuropáticas y el manejo con fármacos es muy complicado”.