En 2016, a Juan Tapia le diagnosticaron Esclerosis Múltiple, una patología conocida como la gran simuladora debido a sus variadas manifestaciones, que interrumpe la comunicación entre el cerebro y el cuerpo y ocasiona un deterioro progresivo de las fibras nerviosas. Este caso pone en relieve la importancia de la detección temprana para iniciar un tratamiento oportuno, especialmente en una enfermedad cuyos síntomas pueden confundirse con otras afecciones.
Detección Temprana: Un Desafío Crucial en el Diagnóstico de “La Gran Simuladora”
La experiencia de Juan Tapia comenzó con lo que él describió como un persistente dolor en la espalda. Sin embargo, “de la noche a la mañana la pierna derecha no me funcionó, empecé a arrastrarla y luego sentí adormecimiento en el cuerpo. Me pellizcaba y perdí sensibilidad. Ahí fue cuando decidí ir al médico”, recuerda.
Debido a la complejidad de sus síntomas, el diagnóstico de Esclerosis Múltiple se fundamenta en una combinación de la historia clínica, un examen neurológico, resonancia magnética y análisis de líquido cefalorraquídeo. Solo 10 centros en Chile están acreditados para confirmar el diagnóstico, siendo el Hospital de Coquimbo el único centro en la región que cuenta con estas capacidades. La Dra. Ruth Álvarez, médica fisiatra y jefa del Servicio de Medicina y Rehabilitación del Hospital de Coquimbo, explica:
“Esta enfermedad puede presentarse de formas muy distintas: pérdida de sensibilidad intermitente, parálisis facial recurrente o debilidad que inicia en un brazo y se extiende a la pierna. Su variabilidad la hace especialmente compleja para un diagnóstico precoz.”
Identificar la enfermedad a tiempo es fundamental para acceder a un tratamiento adecuado. Hasta el año 2021, los pacientes debían viajar a Santiago para la confirmación diagnóstica, pero actualmente existen más de 10 centros en el país, lo que ha permitido que, en la Región de Coquimbo, el Hospital sea un referente en la detección oportuna.
Rehabilitación y Apoyo Integral: Claves en el Manejo de la Esclerosis Múltiple

Tras diversos exámenes que confirmaron su diagnóstico, Juan Tapia ingresó en 2017 al Hospital de Coquimbo, donde un equipo multidisciplinario—integrado por neurólogos, enfermeros, neuroradiólogos, fisiatras, terapeutas ocupacionales y kinesiólogos—ha estado a cargo de su tratamiento. Juan cuenta que “mi doctor de cabecera, el Dr. Fernando Molt, me ayudó a levantarme y a lograr lo que soy hoy. Siempre con el apoyo de medicamentos y de un enfermero que se preocupa al 100% por nosotros, lo cual motiva y ayuda a salir adelante. Gracias a ello, ahora puedo caminar, que es lo más importante.”
Además de la farmacoterapia, la Medicina Física y Rehabilitación desempeña un rol esencial en el alivio de las limitaciones de movilidad. La Dra. Álvarez comenta:
“El primer paso es que cada paciente entienda la enfermedad y aprenda a administrar su funcionalidad. Realizamos ejercicios de fortalecimiento, equilibrio y balance, adaptados a las energías del paciente en cada momento. Cada tratamiento es individualizado, ya que cada persona responde de manera distinta.”
Aun cuando la Esclerosis Múltiple no tiene cura, sus efectos pueden variar: en algunos pacientes, cada brote incrementa el grado de discapacidad, mientras que en otros la funcionalidad se mantiene casi intacta. Juan, quien describe su camino de adaptación, añade: “Me costó un mundo aceptar que la enfermedad estaba en mi cuerpo, pero gracias al apoyo de mi familia, a la ayuda de profesionales y a compartir experiencias en la agrupación Esclerosis Múltiple Chile, he logrado mantener mi musculatura y continuar con mi trabajo desde casa.”
Se estima que más de 2,8 millones de personas en el mundo viven con esta enfermedad, que afecta principalmente a adultos jóvenes entre los 20 y 40 años. Por ello, es crucial estar atentos a señales como problemas para caminar, mantener el equilibrio o mover partes del cuerpo con normalidad, y consultar a un especialista ante cualquier cambio inusual.