Existen ejemplos representativos para todos los gustos.
Un mercado tan potente como el de los videojuegos necesita inspiración constate para sus nuevos lanzamientos. Pero si, además, la temática implica a personajes que ya son conocidos por el gran público, pues mucho mejor. Es por ello que no son extraños los casos en los que algún cantante o grupo musical popular acaba protagonizando la acción en estos títulos.
Habitualmente, es un trato bastante beneficioso para ambos, ya que los músicos, además de recibir su remuneración, pueden promocionarse a través de este ecosistema que tiene tanta proyección, el de los videojuegos. Veamos algunos ejemplos que se han convertido en paradigmáticos.
Rock duro, melenas y mandos de consola
Las bandas de Rock tienen un público muy fiel y diferenciado. Pero lo cierto es que algunos de sus temas trascienden a los fans más irredentos y alcanzan la fama “mainstream”. Por eso, estos grupos acaban siendo muy reconocibles por la audiencia. ¿Por qué no aprovecharlo para un videojuego? Además, su estética da para crear fondos gráficos muy interesantes e integrar la acción argumental de una forma única.
Eso debieron pensar los de Midway Games cuando se decidieron a crear un producto basado en los Aerosmith que, en 1994 (el año en que se estrenó), estaban en plena efervescencia para el gran público, gracias a su álbum recopilatorio “Big Ones”. Si bien el argumento es algo surrealista, la inclusión de sus canciones le dio cierta notoriedad. Otra gran banda de Rock de aquellos años, los Guns N´Roses, también ha tenido su propio juego; eso sí, en forma de slot y que se puede encontrar en algunos listados de juegos de tragamonedas gratis en línea.
Pero algunos lectores pueden ser algo más puristas y considerar que estos grupos ya no representan la auténtica esencia del Rock, por ser demasiado comerciales. Para ellos, también hay productos a su medida. Es el caso de Legacy of the Beast, con los Iran Maiden como protagonistas (bien, al menos, uno de ellos: Eddie, su mascota). Unos gráficos impresionantes y perfectamente optimizados para móvil. Y, por supuesto, las canciones de estos roqueros. En el caso de que seas más de Ozzy, puedes decantarte por Brutal Legend, de 2009 y desarrollado por Electronic Arts.
Personajes que no necesitan presentación
Los grandes cantantes históricos también han tenido su pequeña representación en el mundo de los videojuegos. ¿Podría ser menos Michael Jackson? Los más nostálgicos recordarán Moonwalker; un sencillo producto (tampoco podíamos pedir más en los inicios de los 90s) que puso al Rey del Pop en manos de los jugadores, para acabar con los enemigos a golpe de cintura y paso de baile. No fue un portento imaginativo, pero sus secuencias han quedado en el imaginario colectivo.
Estaremos de acuerdo en que David Bowie ha sido uno de los artistas más polifacéticos del panorama musical. Esta estrella fue increíblemente influyente en otros cantantes y diversificó su actividad con apariciones en el cine, la televisión, etc. Pero, ¿alguien recuerda su incursión en los videojuegos? Lo cierto es que Omikron: The Nomad Soul no tuvo un gran impacto en este mercado; en parte, porque su participación no ocupaba el papel de protagonista. Aún así, este título de 1999 es de culto para sus fans.
Aprovechar la fama a cualquier precio
Sí, es cierto, nos estamos olvidando de muchos títulos relevantes relacionados con esta temática, como el “Guitar Hero” dedicado a los Beatles, llamado Rockland; o el “Shooter” protagonizado por 50 Cent: Blood on the Sand; sin querer dejar de lado la mítica adaptación de la película musical Blues Brothers para computadora. Pero es que no queremos acabar la sección sin mencionar dos títulos que, más que aprovechar la fama de sus protagonistas, fueron un ejemplo de oportunismo.
El primero de ellos, Spice World. Si bien es cierto que no es tan malo como la película, se nota que su único objetivo es sacar partido a la popularidad del grupo británico. Pocas cosas a destacar; si acaso, la iconografía, que es bastante original. Y, sobre la adaptación de Sabrina (la cantante, no la película) de 1988, no hay mucho que decir. Pura explotación del fenómeno que hipnotizó a los españoles en aquella inolvidable actuación televisiva. Pero el juego sí que se puede olvidar.