El municipio serenense a través del departamento de Cultura y la casa de la Cultura de Las Compañías destacó su labor y la denominó Mujer Patrimonio por la proyección del legado.
Junto con los valores inculcados por su familia, una de las herencias que recibió la señora Ida Raquel Cuéllar Contreras de su madre, Clara Contreras, fue el talento para la cerámica quien estaba considerada como una virtuosa de esta disciplina. Actualmente ella sigue sus pasos.
Incluso, por su hogar en calle Perú al llegar a Ayacucho, pasaron como alumnos quienes hoy están convertidos en importantes profesores de la Universidad de La Serena.
Sus primeros recuerdos de Las Compañías están conectados con el área de la fundición Lambert o cuando la luz se entregaba a través de faroles a carburo y los terrenos de la actual Villa El Parque los lideraba el empresario cervecero, Adolfo Floto y estaban convertidos en parcelas.
Llegó al barrio de cuatro años desde el mineral El Brillador donde vivían familiares por el lado paterno.
En el taller de su madre comenzó a recibir las primeras lecciones. “Le decía, ‘quiero hacer la pieza que está haciendo usted’, ‘ya’ me contestaba, ‘hazla así y sígueme los pasos que estoy efectuando’ y la seguí y le daba la forma y si no quedaba bien, me la arreglaba y empezaba a realizar otra. De esa manera aprendí y me gustó (…) Yo me crié mirándola a ella. De chica viendo cómo trabajaba y a ratos me colocaba a jugar y a moldear las piezas”, subraya.
Admite que le hubiese encantado dedicarse de lleno a esta disciplina, pero debió privilegiar otros trabajos, aunque asegura que después retomó esta labor con fuerza, “mensualmente teníamos que tenerle una partida de piezas a un cliente que llegaba en una camioneta a comprarlas. Entre las dos con mi madre realizábamos el pedido”, rememora.
En la actualidad sigue creando. De hecho, la entrevista se desarrolló mientras moldeaba una pieza en su taller que posee una vista privilegiada de Las Compañías y el centro de la Serena.
La municipalidad de la capital regional a través del departamento de Cultura y la casa de la Cultura de Las Compañías la denominó Mujer Patrimonio por su talento y proyección de su legado.
Recuerda que junto a su madre, sus tías también estaban vinculadas al arte de la greda, “antes de ir al colegio uno paraba en la casa porque no había entretención de radio o televisión, es por ello que estaba alrededor de mi madre quien trabajaba y en un momento comencé a jugar con la greda y le sacaba pedazos y cuando estaba más grande me insistió que le ayudara en algunas piezas”, reitera.
Admite que en el inicio los primeros objetos estaban destinados a la fabricación de utensilios de cocina, pero luego derivaron en la confección de piezas con el sentido diaguita y con un mayor énfasis cultural. “Este tipo de labor es una ayuda muy grande para la dueña de casa, además que al hacerlo en el mismo hogar no descuida la familia. Tiene sus tiempos, se arman las cerámicas y luego se dejan secar”, explica con pasión.
TRASPASAR LOS CONOCIMIENTOS
Una de los mayores objetivos y metas de la señora Ida es lograr traspasar estos conocimientos a las nuevas generaciones. Es por ello que admitió que le encantaría realizar talleres donde enseñar, aunque reconoce que le ha sido complicado lograrlo. No esconde su temor porque esta práctica se extinga, luego que reconoce que no ha percibido interés por mantenerla vigente. “Cualquier día me voy y esto se perderá, es por eso que mi idea es enseñar (…) Todavía no he encontrado la oportunidad de poder hacerlo y traspasar este arte, además que soy la última de tres hermanas (…) Tengo miedo que no se continúe esto que es bonito”, confiesa.