Se trata de una nueva edición de Atacama en la Guerra del Pacífico de Pedro Pablo Figueroa, que data de apenas terminada la guerra, en 1888.
Este libro es fundamental para entender las características patrimoniales del norte. El autor hace un recuento muy completo de la forma de ser del Norte Infinito (Atacama y Coquimbo), de sus legendarios próceres y de cómo se avanzó hacia la conquista del desierto. Finalmente: cómo, cuándo y quiénes ganaron la Guerra del Pacífico.
Atacama en la Guerra del Pacífico contiene considerables capítulos. Aún, desconocidos. A pesar de que los hechos relatados son vibrantes y sumamente importantes para la historia de Chile. Son más de 27 capítulos, los cuales se leen así una novela. El relato es emocionante y poético, de cuidada escritura y de insólitos hechos, que parecieran de fantasías, pero que están sumamente bien documentados en este y otras bibliografías de la guerra.
En suma, esta obra es la expresión colectiva de un pueblo organizado, culto y con experiencia guerrera. Sus triunfos reiterados y constantes no son producto de una circunstancia, sino del amasijo que se generó en Atacama con los emigrados nacionales y extranjeros, con la dura historia de resistencia a los invasores y las muy difíciles condiciones geográficas y laborales. Por ello, muchos mineros, que fueron soldados del 79, sostenían que marchar por el desierto más seco del mundo era más aliviado que ir por las galerías de las minas con capacho cargado con 100 kilos de minerales.
El libro contiene una introducción de Arturo Volantines; una bibliografía de Miriam Marín Díaz. Aparece completo el diario: El Atacameño (cuatro números), que los soldados del Regimiento Atacama forjaron, mientras estaban acampados en Pocollay (localidad peruana). Tiene un sinnúmero de fotos de soldados y algunas de ellas inéditas, como la del caso del teniente, José Segundo Rojo Díaz, el cual sobrevivió a la guerra.
También, contiene una imagen del inicio de la batalla de Chorrillos, correspondiente al óleo de Pedro Subercaseaux Errázuriz, publicada en la revista Zig—Zag, en 1906. Además, una foto del Regimiento Atacama: en formación, en el Puente Lurín, a horas de la batalla de Chorrillos, en la tarde del 12 de enero de 1881.
Esta obra fue remozada por un equipo de la Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy y de la Sociedad de Creación y Acciones Literarias de la Región de Coquimbo, ambas domiciliadas en La Serena. El equipo estuvo formado por Arturo Volantines, Eva Carolina Tapia y Mirian Marín Díaz. Además, contó con el aporte de diversos patrimonialistas de Atacama y Coquimbo: Alicia Mondaca, Vidal Naveas, Magaly Cortés Mercado, Pía Francisca Acuña, entre otros.
Respecto a Pedro Pablo Figueroa —autor de la obra—, el editor y poeta Arturo Volantines, señala: “Genuino atacameño. Heredero de los patriarcas de Atacama. Ellos mismos lo vieron crecer y lo espolearon para que fuera la continuidad de la posta. Hijo de argentino y madre serenense (1857—1909). Refleja en sí la mejor enhebración del ser atacameño. Nació en Copiapó. Y, tempranamente, se destacó como orador y escritor compulso.
Escribió un sinnúmero de obras; tantas: literarias, biográficas y de investigación del patrimonio de Atacama y de Chile. Su estilo fue la pasión de poner por delante el amasijo remoto, lo inmediato y aseverar proféticamente cómo incidiría en el futuro. Su registro es muy notable; ya que muchas de sus investigaciones del patrimonio intangible son únicas y salvadas del olvido, a pesar de la significancia de ellas en el siglo XIX.
Algunos de sus textos son capitales de la cultura chilena: su antología de escritores, su libro de la Revolución Constituyente y sus diccionarios bibliográficos (de chilenos y extranjeros). Además, de los cientos de artículos escritos con ardor y fervor atacameño.
Contó con el amor de su pueblo. Pero, también, del dolor de su opción. La revolución del 91 le trajo consecuencias horrorosas: su casa fue saqueada y su biblioteca quemada. Allí, perecieron miles de documentos, especialmente los donados por Benjamín Vicuña Mackenna en torno a la Revolución Constituyente. Si, hoy día, los atacameños fuéramos algo de lo que él fue; entonces, seríamos lo que debiéramos ser y no lo que somos”.
En cuanto a Atacama en la Guerra del Pacífico, agrega, Arturo Volantines: “Es un himno de su amor por Atacama. Es un recuento no solo de lo épico de la guerra sino de la historia de Atacama: de su gloria y de su espíritu indomable y singularidad en el mundo.
Está previsto realizar presentaciones en La Serena, Vallenar, Copiapó, Tierra Amarilla, Caldera y otras ciudades, en abril, en marco del mes del libro.
[…] Fuente: laserenaonline.cl […]