La unidad de gestión de casos oncológicos del Hospital de Ovalle compuesta por enfermeras, médicos, TENS, nutricionistas y unidades de apoyo, colaboran estrechamente para diseñar y ejecutar planes durante el tratamiento. Además, desempeñan un papel vital en el apoyo emocional del paciente.
La unidad de gestión de casos oncológicos del Hospital de Ovalle compuesta por enfermeras, médicos, TENS, nutricionistas y unidades de apoyo, colaboran estrechamente para diseñar y ejecutar planes durante el tratamiento. Además, desempeñan un papel vital en el apoyo emocional del paciente.
En el marco del día mundial contra el cáncer, la figura del nutricionista emerge como una pieza esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Más allá de la atención médica y el trabajo en equipo con otras especialidades, estos profesionales desempeñan un papel importante al enfrentar las necesidades nutricionales específicas de quienes enfrentan esta enfermedad.
La alimentación en un tratamiento oncológico es crucial ya que a menudo se experimentan efectos secundarios como pérdida de apetito, náuseas y cambios en el gusto. En este contexto, el nutricionista se convierte en un compañero vital al diseñar estrategias para mantener un peso saludable y asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales.
Durante la terapia no sólo se busca abordar las necesidades físicas, sino también mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno a través de un enfoque personalizado y especializado que contribuyen significativamente en la lucha contra esta enfermedad.
En esta línea, el nutricionista del Hospital Provincial de Ovalle, Camilo Rojas, comentó que “el papel específico es prescribir alimentación, adaptarla a la realidad del paciente, ya sea para cubrir el requerimiento energético de macro y micronutrientes y distribuirlos equilibradamente a la fisiología del paciente, considerando los efectos generados por tratamientos como radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia”.
El rol de los expertos en alimentación es relevante al momento que los pacientes comprendan a fondo los objetivos de la terapia y el plan nutricional. Es trascendental la claridad sobre cómo identificar los alimentos que deben evitar y cuáles son beneficiosos para su condición.
Entre los desafíos comunes, el profesional destaca que “el desánimo y pérdida de interés por la comida es algo que se ve en la consulta, se requiere adaptar la alimentación en cuanto a digestibilidad, consistencia y volumen. La comunicación efectiva con el equipo médico es esencial para identificar prematuramente a pacientes en riesgo de desnutrición y aplicar intervenciones tempranas”.
El nutricionista comentó que “es habitual encontrarse con pacientes que expresan resistencia por ejemplo a consumir verduras” pero subraya que este ajuste es esencial para el éxito del plan nutricional”.
Otro punto importante, en los que hace hincapié Rojas es la necesidad de incorporar al grupo familiar y destaca la relevancia de mantener una alimentación saludable para prevenir otros tipos de cáncer y recaídas.
¿Qué podemos hacer para prevenir el cáncer?
Una de las preguntas recurrentes de la comunidad es saber si existe una dieta que ayude a evitar el cáncer y en esta línea, el nutricionista del Hospital comentó que “se ha estudiado acerca de las dietas para prevenir el cáncer y una de las más conocidas es dieta del mediterráneo, que además de tener protección cardiovascular, se agregan vegetales y frutas que incorporan factores ricos en los antioxidantes y además están libres aditivos, para preservar su vida útil”.
Es común observar que ciertos hábitos alimenticios, como la preferencia por cereales o alimentos ultra procesados que llevan a descuidar la ingesta de alimentos de origen vegetal. En este sentido, Rojas enfatiza que “ningún alimento es veneno, el riesgo está asociado al consumo excesivo y prolongado de ciertos productos”.
Desde el ámbito de la salud se propone un enfoque de vida saludable que incluya actividad física regular, promoviendo beneficios no solo físicos sino también emocionales.
El nutricionista argumenta que para la prevención de enfermedades se debe rescatar la cultura chilena volviendo a las preparaciones caseras como los guisos, estofados y caldos, ya que incluyen verduras e insta a retomar hábitos como consumir agua fresca, frutas y frutos secos como colación.