El objetivo de los talleres fue enseñar a utilizar los residuos orgánicos domiciliarios para obtener un producto altamente nutritivo para el cultivo de hortalizas en huertas comunitarias ubicadas en diferentes puntos de la Región de Coquimbo.
Utilizar los residuos orgánicos para hacer compost y vermicompost, así como los pasos necesarios para cultivar una hortaliza, desde la semilla hasta la cosecha, enseñando sobre la forma correcta de hacer almácigos y planificar como ubicar cada especie de hortaliza en los bancales de cultivo, basado en los principios agroecológicos, fueron los contenidos principales de los talleres que suman 78 sesiones impartidos hasta la fecha realizado por profesionales del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi durante 2023 en el marco del proyecto FNDR “Valorización de residuos orgánicos domiciliarios a través de huertas urbanas para la Región de Coquimbo”, financiado por el Gobierno Regional, en los cuales han participado, hasta el momento, 137 personas.
Los talleres, los cuales comprendieron de cinco a ocho módulos de contenido ya fueron realizados en 13 de las 20 organizaciones beneficiadas por el proyecto, las cuales además de la capacitación, e insumos para concretar la huerta comunitaria, recibieron un invernadero, el cual está siendo instalado en cada organización.
“Este es un proyecto que busca establecer 20 huertas comunitarias en la Región de Coquimbo, pero para el establecimiento de estas huertas es esencial que las personas tengan los conocimientos o las herramientas para poder manejarlas”, comentó Viviana Pérez, encargada de la ejecución del proyecto, destacando el entusiasmo de quienes han participado en las capacitaciones, tanto de las mismas organizaciones como de las personas que pudieron acceder a los talleres abiertos a la comunidad, impartidos en la Biblioteca Regional Gabriela Mistral, “la personas han podido profundizar en las técnicas de reciclaje orgánico y también en las técnicas de cultivo. Ha sido bien interesante poder llegar a estos espacios y difundir estos conocimientos con el objetivo de que puedan replicar todo esto en sus casas, que puedan seguir participando en el espacio comunitario, pero por sobre todo que puedan difundir lo aprendido y transformarse en verdaderos agentes de cambio en torno a la gestión de residuos y como nos queremos alimentar”.
Pérez indicó que en 2024 se completará esta etapa del proyecto, “nos queda completar este ciclo de talleres con tres municipalidades, la municipalidad de Coquimbo, La Serena y Ovalle, y nos queda todavía realizar estos ciclos de talleres con algunas organizaciones en Vicuña y Los Vilos”.
María Loreto Baquedano, vecina de Sindempart, perteneciente a la Junta de Vecinos Coquimbo Oriente, una de las organizaciones que ya cuenta con su invernadero, valoró el aprendizaje, puesto que le ayudó a despejar dudas sobre el reciclaje de residuos orgánicos, “había varias cosas que no sabía que se podían echar igual (a la compostera y vermicompostera) o reutilizar igual y la profesora nos sacó de esa ignorancia y ahora hay más cosas que podemos integrar a este reciclaje y reutilización”.
Por su parte Casandra Sanz, voluntaria del Centro de Salud Mental de Las Compañías, quien participa en el proyecto gracias a una invitación de la agrupación Fuerza y Voluntad, destacó el espacio de participación, “ha sido una experiencia maravillosa, estar conviviendo con grupos que a veces están invisibilizados y ahora hemos podido compartir de igual a igual, la forma de trabajar, la técnica de como aprendemos a trabajar la tierra, a conocer conceptos que podemos ir aplicando de inmediato, eso es lo bonito, la teoría y la práctica al mismo tiempo es como una fascinación para nosotros. Hemos hecho un lazo bien afiatado con Fuerza y Voluntad y estoy muy agradecida por lo que he aprendido”.
Blanca Villalobos, presidenta de la agrupación Fuerza y Voluntad, que apoya a personas con problemas de salud mental, agradeció a INIA, “es un proyecto que nos ha permitido compartir, contar nuestras experiencias y apoyarnos mutuamente. Para las personas afectadas en su salud mental la huerta significa mucho, desde que están en contacto mágico con la tierra, hasta cuando siembra la semilla, verla crecer y dar los frutos, ayuda demasiado”.
Es importante mencionar que el proyecto “Transferencia valorización de residuos orgánicos domiciliarios a través de huertas urbanas”, busca contribuir al desarrollo de ciudades sostenibles mediante la reducción del volumen de desperdicios orgánicos que terminan en, rellenos sanitarios, vertederos o microbasurales, y aprovechar estos mismos desechos en la agricultura, considerando que actualmente solo el 1% de los residuos orgánicos generados por los hogares se recicla.
Para el seremi de agricultura Christian Álvarez se trata de una excelente iniciativa, puesto que acerca la agricultura a la ciudad, “con estos talleres las personas son capaces de cultivar sus propios alimentos, reutilizando sus residuos orgánicos domiciliarios lo que contribuye no solo a la disminución del impacto ambiental de cada hogar, sino que además aprenderán a cultivar alimentos saludables y con principios agroecológicos”.