La nieve y el hielo han oficiado de refrigeradores en la vida de nuestros antepasados. Dos elementos que podían obtener naturalmente. Así como los alimentos y bebidas que consumían. Y las pieles y cueros que empleaban para protegerse de las condiciones climáticas. Y las ramas y hojas que utilizaban para hacer fuego o montar un rústico lecho para descansar. Porque no existía otra cosa.
Afortunadamente, apareció la tecnología y un montón de gente se formó y capacitó para aprender a usarla. Y volcarla en inventos que llegaron a transformarnos, facilitarnos y mejorarnos la vida. Como el refrigerador y el congelador vertical no frost. Modernos artefactos que nos permiten conservar alimentos durante un tiempo. Organizarnos la rutina alimentaria. Y enfriar la cerveza que bebemos al final de la jornada laboral.
Un antes y un después
Hoy podemos tener la ventaja de contar con un refrigerador Samsung. Pero no siempre fue así. De hecho, hace poco tiempo que lo es, si consideramos toda la historia de la humanidad. Los ancestrales pueblos del imperio romano cavaban pozos y cuevas para conservar los alimentos. En esos huecos la temperatura lograba mantenerse más baja que en la superficie. Incluso la nieve se descongelaba más lentamente. Refrigerando aquello que luego iban a comer.
Esta modalidad perduró durante mucho tiempo. Pero la evolución del hombre, la explotación de la tierra y la producción agrícola. Generaron la necesidad de conservar en buen estado y por más tiempo los alimentos perecederos. Fundamentalmente de la leche, que sólo podía consumirse dentro de las 24 horas de su extracción. Porque luego se ponía fea.
En ese escenario, los científicos se pusieron a trabajar para obtener un método. Que más tarde serviría de base para la creación del refrigerador. Y luego del congelador no frost. En el año 1755, en Escocia, William Cullen obtuvo hielo a partir de colocar vapor de agua dentro de un envase de vidrio, en vacío. Tiempo después, Gérald Nairne le sumó ácido sulfúrico a aquella fórmula y logró mejoras.
En 1805 el norteamericano Olivier Evans inventó una máquina que funcionaba a partir de la compresión de éter. Y en 1834 Jacob Pérkins la patentó. Su versión industrial fue presentada en 1855 y patentada por James Harrison en Australia. Pero paralelamente, otros científicos en otras partes del mundo también lo intentaban. En 1851, el médico John Gorrie patentó una congeladora chica que trabajaba por expansión y compresión de aire.
Con la técnica de absorción, en 1859 el francés Ferdinand Carré inventó otra máquina refrigerante, que se industrializó recién en el año 1944 de la mano de una empresa suiza. Hubo que esperar hasta 1866 para ver el primer artefacto que podía enfriar garrafas de líquidos. Creado por Edmond Carré, hermano del anterior. Aunque faltaba mucho aún para el freezer horizontal, la ciencia evolucionaba a buen ritmo.
Entre 1872 y 1877 aparecieron los primeros inventos basados en la compresión de diversas sustancias. Como el amoníaco y el óxido de azufre. En Estados Unidos, David Boyle patentó un compresor. Y en Alemania, Karl von Linde lo mejoró y comercializó. En el año 1876, se inauguró la primera pista de patinaje en Londres. Gracias al sistema de refrigeración por compresión con óxido de azufre del suizo Raoul Picter.
El mismo año, se fabrica una máquina frigorífica de aire. Y un año más tarde se instala una similar en un buque para transportar carne congelada de Argentina a Europa. En 1913, la ciudad de Chicago vio nacer el Domelre. El primer refrigerador de uso doméstico. Semejante al congelador vertical pequeño que tenemos en nuestra casa. Cinco años después empezó a venderse masivamente el invento de Nathaniel Wales: el Kelvinator.
Avance e industrialización
El norteamericano Clarence Birdseye dio el primer paso hacia la congelación industrial. En 1924 creó la Freezing Company. Cinco años más tarde presentó una máquina que brindaba frío por arriba y por abajo. Y en 1935 fabricó un congelador a partir de múltiples placas. Un sistema que aún hoy se sigue empleando en el rubro.
Entre 1919 y 1929 aparecieron diversas marcas dedicadas al rubro de la refrigeración. Frigidaire fue la más popular. En 1920 los suecos Munters y Von Platen inventaron y patentaron los antecesores de los actuales refrigeradores Samsung. Funcionales y más silenciosos que los hasta entonces conocidos. Y hacia 1929 lograron incorporarles el sistema de condensación por aire.
La industrialización de los sistemas de refrigeración se aceleró a partir de la década del 30. Con la aparición de compañías como la sueca Electrolux y las estadounidenses Servel y General Electric (GE). GE ya había fabricado un refrigerador hermético en 1926. Pero en 1939 se superó lanzando al mercado uno con doble función. Contaba con dos espacios con dos temperaturas distintas. Similar al refrigerador Samsung 2 puertas.
Gracias a su masividad y estandarización, los artefactos de refrigeración pasaron de ser de lujo a ser accesibles. Destinado a un público más amplio y de poder adquisitivo promedio. Y los refrigeradores cobraron importancia a nivel estético. Comenzaron a tener un papel en términos decorativos dentro del hogar. Como el moderno y estilístico Samsung refrigerador que se vende hoy.
Rápidamente se convirtió en un electrodoméstico doméstico indispensable. Y evolucionó al mismo ritmo. Aparecieron aquellos que refrigeraban sin escarcha. Los que ahorraban energía y los que dispensaban agua.
En paralelo, con un perfeccionamiento del proceso, apareció el freezer. Un aparato que permitió congelar alimentos cocidos. Y que desde 1945 se utilizó para brindar comida en los viajes aéreos. La popularidad del freezer no llegó hasta 1980.
La innovación
Actualmente existen refrigeradores inteligentes. La tecnología ha volcado su máxima expresión en este electrodoméstico de primera necesidad. Transformándolo en objeto de deseo y, en muchos casos, de lujo. Los hay con conectividad a internet y aquellos que podemos ver y configurar desde el celular. Con cámaras instaladas en su interior que nos notifican qué alimentos contienen.
Funcionalmente hablando, vienen con sistemas de refrigeración más eficientes y sustentables. Y esta evolución parece no tener un fin.