¿Imagina estar hospitalizado y recibir una lasaña o un brazo de reina como parte de su dieta? Probablemente la respuesta sea no y grande ha sido la sorpresa que han causado estas preparaciones entre los usuarios del Hospital de La Serena, tanto que incluso los pacientes le han preguntado al personal que se los entrega, si realmente lo pueden comer.
Los platos han tenido una muy buena aceptación y si bien entran por la vista, esta iniciativa es parte de un cambio más profundo que sólo estético o de sabor, que cuenta con un sustento científico y busca aportar además en la línea de la eficiencia hospitalaria.
En los hospitales se preparan cientos de raciones diarias para alimentar en forma segura a cada paciente, según las necesidades nutricionales que tenga y la condición de salud en la que se encuentre.
Lo que come una persona en un recinto de salud es supervisado tanto por el equipo médico como de nutrición, ya que se deben considerar todos los detalles para que, durante su hospitalización, se le otorguen los cuidados necesarios que permitan su adecuada preparación para una cirugía o procedimiento, o bien, que se recupere de una intervención, e incluso, mientras se le practican estudios para definir su diagnóstico y plan de tratamiento.
El Hospital de La Serena está impulsando una serie de mejoras en su gestión, incorporando un sello innovador que ponga siempre al paciente en el centro de su quehacer.
Es así que, desde enero de este año, se está trabajando en la implementación gradual y progresiva de un protocolo de recuperación acelerada de pacientes que se someten a cirugía; el cual se utiliza desde el 2001 en Europa bajo el nombre de Protocolo ERAS, que -en un comienzo- se aplicó para mejorar la recuperación postoperatoria de los pacientes sometidos a cirugías colorrectales, para disminuir el estrés quirúrgico y acelerar la recuperación de la persona después de la intervención en un contexto de seguridad para el paciente.
Desde el año 2005, este estudio ha entregado importante evidencia científica que avala la incorporación de nuevas prácticas de manejo pre y post operatorio para los pacientes que se someten a diversos tipos de cirugías y desde el 2010, dio paso a la creación del Grupo de Estudio ERAS, constituyéndose como una sociedad intercontinental que actualiza, adapta y publica el protocolo y guías clínicas para diversos tipos de procedimientos quirúrgicos.
En Chile, esta tendencia ya cuenta con algunas experiencias de adaptaciones exitosas en el Hospital Militar, el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y el Hospital del Salvador. La medicina en el mundo avanza a pasos acelerados y con ello los equipos de salud deben mantenerse actualizados permanentemente, dejando atrás prácticas arraigadas para abrir paso a la nueva evidencia científica y con ello, a más y mejores beneficios para los pacientes.
La recuperación acelerada del paciente quirúrgico implica un gran trabajo de transformación y coordinación en los centros de salud donde resultan claves los equipos quirúrgicos, de enfermería, anestésico, kinésico y nutricional.
Así lo explica la cirujana infantil, doctora Celia Moreno, quien está trabajando en la implementación de este enfoque en el recinto serenense, “para implementar este protocolo, el principal desafío que tenemos como establecimiento es articular el trabajo en equipo de todas las áreas intervinientes y esto requiere una primera etapa de sensibilización, para luego generar los compromisos que permitan la cooperación de todos; sabemos que es un trabajo lento, pero estamos convencidos del impacto y el aporte que tendrá para los pacientes y el hospital en general”.
La nutrición como un factor de eficiencia hospitalaria
Reducir las complicaciones quirúrgicas, disminuir los días de hospitalización y bajar los riesgos postoperatorios dependen de múltiples factores y si esto lo contextualizamos en un marco de limitados recursos, cada acción resulta vital.
El número de cirugías a nivel mundial es alto y genera grandes costos económicos para cualquier sistema de salud y Chile no es la excepción, según estadísticas, se estima que en nuestro país se realizan más de 56 mil cirugías digestivas programadas (electivas) cada año, lo que tiene un alto impacto económico para las personas y el Estado.
Sólo el Hospital de La Serena, el año pasado registró más de 12 mil egresos hospitalarios con un promedio de estadía de 7,7 días aproximadamente con un total de 8.778 cirugías realizadas; de las cuales el 47% requirió una cama de hospitalización.
Si a este análisis le agregamos que la Región de Coquimbo es una de las zonas del país con menor camas por cada mil habitantes (donde el promedio nacional es de 1,92 y en La Serena es de 1,12), se torna fundamental incorporar estrategias que mejoren la gestión hospitalaria para se entregue una respuesta en forma oportuna y segura a las necesidades de la población, especialmente si estamos hablando de procedimientos quirúrgicos.
“Comida para enfermos” que parecen salidos de un restaurant
En enero de este año, el Hospital de La Serena, recibió la visita de la doctora Mónica Martínez, jefa del equipo de Coloproctología del Hospital del Salvador y presidenta del Departamento de Recuperación Acelerada de la Sociedad de Cirujanos de Chile, instancia en la que dictó una clase magistral ante una audiencia de más de 150 profesionales del hospital y luego se reunión con todo el equipo de la Unidad de Nutrición para presentar su libro “Régimen liviano para el paciente operado”, que en junio recién pasado recibió el galardón Gourmand 2023 en Suecia, que lo escogió en un universo de 100 mil publicaciones de 230 países, por su aporte a la excelencia en la literatura gastronómica que fomenta la creatividad, innovación y diversidad de obras relacionadas con la comida y la bebida.
La doctora Martínez es una férrea impulsora del protocolo de recuperación acelerada para pacientes quirúrgicos y está colaborando con diferentes hospitales del país para que puedan implementar este enfoque, entre ellos, con el Hospital de La Serena.
“Como equipo nos dimos cuenta que era fundamental preparar de muy buena manera al paciente antes y después de la cirugía para evitar riesgos y reducir costos en el sistema sanitario, y si bien al comienzo tuvimos que convencer a muchos profesionales respecto del cambio de paradigma, al ver los resultados, se fueron sumando y actualmente contamos con un equipo de trabajo interdisciplinario que ve con mucho agrado los excelentes resultados que alcanzan nuestros pacientes en el Hospital del Salvador”.
Para el equipo de la Unidad de Alimentación del Hospital de La Serena esto ha significado un tremendo impulso, ya que los 39 funcionarios que la componen -entre técnicos en alimentación, auxiliares y nutricionistas- sienten que su trabajo tan cotidiano ha sido relevado. En el hospital se preparan entre 250 y 320 raciones diarias, dependiendo del mes y los tipos de pacientes que se encuentran internados, quienes reciben en 4 horarios alimentos cuyos menús se ajustan a las necesidades y requerimientos de cada paciente.
Paula Prieto, nutricionista encargada de la unidad, motivada cuenta que, “si bien no es fácil hacer cambios en las formas de trabajo, especialmente si están arraigadas e implica un ajuste en diferentes equipos, este proceso ha sido una inyección de energía para nosotros, porque tiene un impacto inmediato en el paciente desde que le llega la preparación en un formato diferente hasta el aporte nutricional que le permite una mejor recuperación para regresar con su familia mucho antes”.
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