A sus 11 años, y pese a una enfermedad renal y una insuficiencia cardíaca, Antonella Ramos Trigo hace crecer sus sueños y aprendizajes musicales en la Banda Filarmónica Infantil de Coquimbo.
Aprender a tocar música requiere de mucha disciplina y esfuerzo. Bien lo saben los cientos de personas que, a diario, se dedican a este hermoso arte en el país. Pero, ¿qué ocurre cuando las condiciones de salud no son las ideales? ¿Se puede tocar y formar parte de una orquesta, por ejemplo?
La respuesta a esta interrogante, al menos en la ciudad de Coquimbo, está en el testimonio de Antonella Ramos Trigo, quien a sus 11 años, y pese a una enfermedad renal y una insuficiencia cardíaca, es una entusiasta integrante de la Banda Filarmónica Infantil de Coquimbo.
“Me gusta la música, ya que desde chiquita iba a los conciertos y ensayos de mis hermanos, que también son músicos, y por eso quise aprender, porque quiero ser una gran música”, rememora para explicar sus inicios.
De allí en adelante, la música ocupa un lugar importante en su vida, dando constantes muestras de coraje y talento, alentada tanto por su mamá, Marisela Trigo, como por las y los docentes y compañeros de su agrupación, perteneciente a la Fundación Filarmónica de Coquimbo, entidad financiada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.
Infancia musical
Como toda niña, Antonella tiene diversos pasatiempos: jugar video juegos, dibujar, pintar, etc. Pero la música la ha marcado desde los 7 años. “El primer instrumento que aprendí fue el piano, luego la flauta traversa, que aprendí a tocar con la profesora Cony en la Banda Filarmónica de Coquimbo. Y ahora estoy aprendiendo a tocar guitarra eléctrica”, relata con emoción.
Los logros, melodías y los bellos momentos que han vivido en torno a la música son destacados por su madre, Marisela Trigo, quien destaca la constancia de su hija pese a los contratiempos de su salud.
“Más que un refugio, la música para Antonella es una forma de demostrar que a pesar de su condición médica, todo lo puede lograr a base de esfuerzo y perseverancia, ya que ella se tiene que esforzar el doble que los demás. Pero allí esta Antonella, siempre adelante con ganas de aprender más”, subraya.
“La música es como una terapia para mí, ya que cuándo estoy enferma, la música me ayuda a olvidarme un poco de toda mi condición de salud, y sé que cuando me mejore, vuelvo con más ganas a tocar mi instrumento”, comenta la niña, dando a conocer su espíritu de lucha y aprendizaje.
“Cuando nos toca aprender algo nuevo, le muestro la partitura a mi mamá y me pongo a tocar altiro, y me pongo contenta con ganas de aprendérmela luego”, añade feliz.
Apoyo para derribar barreras
Como se aprecia, el amor por la música puede derribar toda dificultad, pues en palabras de Marisela Trigo, “Antonella tenía todas las aptitudes para tocar un instrumento y por eso la apoyé desde el primer día y sé que ella le gusta tocar y por eso la seguiré apoyando”, afirma con convicción, añadiendo también que toda la familia está pendiente de la salud y progreso de la niña.
“Todos como familia la apoyamos y sentimos que ella es capaz y que puede dar más. Nos turnamos cuando hay que ir dejarla o venir de vuelta con ella, en fin; siempre la apoyaremos”, recalca.
Igualmente, la madre de Antonella destaca el espacio que brinda a su hija la Fundación Filarmónica de Coquimbo, “quienes hacen una labor excelente y de calidad, porque además todas las clases son gratuitas, con un excelente grupo docente y muy humano. Antonella está muy agradecida por darle esta oportunidad de pertenecer a la Fundación”, sostiene.
Por su parte, la coordinadora pedagógica de la Fundación Filarmónica de Coquimbo, Constanza Rodríguez, subraya que abrir espacios de aprendizaje musical para niños y niñas en situación de discapacidad, promueve la inclusión social y el desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y sociales importantes para su crecimiento personal y comunitario. “Igualmente, se les está dando a los niños y niñas la oportunidad de desarrollar todo su potencial y alcanzar sus metas, independientemente de sus circunstancias”, puntualiza.
La Fundación Filarmónica de Coquimbo forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que busca fortalecer y dar continuidad a instituciones y organizaciones culturales de derecho privado y sin fines de lucro.
Este programa además es parte del Sistema de Financiamiento a Organizaciones e Infraestructura Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio que integra, articula y coordina de forma transversal los planes, programas y fondos orientados al fomento y apoyo de las organizaciones, de la infraestructura cultural, y de la mediación artística.
Todo esto con una vocación descentralizada, mecanismos participativos, y la promoción de la creación de redes y asociaciones.
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