El abordaje ha permitido establecer tratamientos terapéuticos y derivaciones de forma temprana, minimizando posibles secuelas en pacientes neonatos.
Desde que nacemos, la audición nos conecta con el mundo y resulta fundamental en el desarrollo del lenguaje y la comunicación. La hipoacusia es la pérdida total o parcial de este sentido, patología que según cifras de la OMS afecta a 3 de cada 1000 recién nacidos.
Una pesquisa temprana puede cambiar el pronóstico de estos pacientes para una mejor calidad de vida.
Es por esa razón que el Hospital San Pablo de Coquimbo implementó desde junio del 2022 el Programa de Detección de Tamizaje Auditivo Universal, el cual contempla screenings auditivos para todos los recién nacidos en el recinto porteño, y que en su primer año de puesta en marcha ya acumula más de 2.292 atenciones.
El Tamizaje Auditivo Universal contempla un examen simple que se puede realizar a las 48 horas de vida del recién nacido, donde un audífono envía una señal auditiva hacia el oído interno del paciente.
Posteriormente las células internas envían una respuesta al aparato, que confirma si la persona escucha bien o no. Si el examen sale alterado, al usuario se le da una hora 15 días después para realizar un segundo examen. Y si vuelve a arrojar complicaciones, el paciente debe ser derivado a un otorrino para confirmar diagnóstico de hipoacusia.
Esta detección se da a de forma gratuita a todos los recién nacidos del Hospital de Coquimbo y también a quienes vengan de otros hospitales donde no cuenten con programa de tamizaje auditivo.
Camila Marquez dio a luz a Isabela el pasado 31 de mayo en el recinto porteño. Ella cuenta que la contactaron desde el mismo hospital para realizarle el examen auditivo a su hija, que contaba con menos de una semana de vida.
“Es una buena manera porque así uno va descartando y también se queda tranquila, porque como mamá siempre estamos pendientes de las cosas de nuestros hijos. Ayuda mucho y es una manera muy buena de que se haga y se siga haciendo porque es muy importante”.
Para María Elena Garcés, Fonoaudióloga Encargada del Programa de Tamizaje Auditivo del Hospital San Pablo, “la importancia de hacer esto es que, entre más nos demoremos en detectar perdidas auditivas, los bebés pierden ciertos períodos críticos en la audición, que también pueden afectar el desarrollo del lenguaje oral al no captar la emisión de ciertos fonemas”.
En esa misma línea, la profesional explica que “la hipoacusia tiene grados, leves, moderados, severos y profundos. Si un bebé tiene algo moderado no tratado, cuando llegue la etapa escolar, posiblemente será un niño(a) que se va a distraer fácilmente, que no va a aprender como el resto y puede que su problema sea confundido con otro tipo de trastorno”.
Este abordaje auditivo permite establecer derivaciones y objetivos terapéuticos tempranamente, individualizados para cada recién nacido en el hospital.
En este caso, de los 2.292 pacientes evaluados durante el año, solo 176 bebés refirieron en la primera etapa, lo que representa un 7.7%.
Mientras que, en la segunda etapa de tamizaje, solo 12 usuarios refirieron para iniciar tratamiento y así mejorar su calidad de vida a futuro.