Probablemente ha notado entre sus cercanos que los virus respiratorios han llegado para quedarse y el comienzo del otoño junto a los cambios de temperatura crean el escenario perfecto para la proliferación de estos.
De hecho, según información entregada por el Instituto de Salud Pública (ISP), las enfermedades respiratorias han aumentado en un 37% respecto al mismo período del año pasado. Cómo prepararse para ellas y cómo distinguir cuando acudir a un especialista son las principales dudas.
“Los síntomas de las enfermedades respiratorias son: fiebre, dependiendo de la edad puede ser fiebre no muy alta, dificultad respiratoria en los niños, aumento de las secreciones bronquiales y obstrucción por contracción de los bronquios. Esa obstrucción es la que genera la mayor dificultad respiratoria en los niños”, explica Claudio Cabezas, kinesiólogo especialista en enfermedades respiratorias y académico de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de los Andes.
Entre los virus más comunes, se encuentra el virus respiratorio sincicial, cuya población de riesgo son los niños menores de dos años, esto se debe principalmente a que las vías aéreas de los niños son muy pequeñas y al obstruirse impiden el paso del aire.
En estos casos, el tratamiento inicial es el combate de los signos y los síntomas, como la contracción bronquial.
“Para estos casos se usan los broncodilatadores en inhaladores, ya que parte importante del tratamiento es la broncodilatación. Otro factor importante es el manejo de la inflamación, ya que estos virus provocan la inflamación de la mucosa en la vía aérea y, por lo tanto, se produce una reducción del espacio por donde debe pasar el aire, para lo que se recomiendan tratamientos con corticoides”, agrega el especialista.
Otra parte importante de la triada de la obstrucción es el aumento de las secreciones y es aquí donde la kinesiología respiratoria juega un rol fundamental.
“Los tratamientos utilizados en la kinesiología respiratorias son los únicos eficazmente probados para mantener permeable la vía aérea, sin secreciones que estén obstaculizando el paso del aire”, agrega Claudio Cabezas.
En este contexto, existen algunos consejos que se pueden entregar para mejorar el drenaje de las secreciones y eliminar la obstrucción.
“En primer lugar se debe seguir al pie de la letra las instrucciones para el uso del inhalador e hidratar mucho a los niños, porque eso mejora la fluidez de las secreciones y mediante la tos, los niños pueden eliminarla”, concluye el académico .
Sin embargo, lo más importante es la prevención. En esta línea, el académico comenta que ventilar los espacios y evitar exponerse a aglomeraciones, son las principales recomendaciones.
“A medida que bajan las temperaturas se generan condiciones favorables para la transmisión de los virus, las personas tienden a permanecer en lugares cerrados y poco ventilados, por lo que es importante ventilar los espacios regularmente y evitar exponer innecesariamente a los niños a lugares con aglomeración de personas, como los grandes centros comerciales por ejemplo”, concluye.