El 82% de las mujeres que llegan a los centros de salud, presentan un cáncer avanzado, disminuyendo las posibilidades de tratamiento. Pero esto puede y debe cambiar, ya que su diagnóstico y tratamiento son gratuitos en el sistema público al ser GES.
Además, es importante proteger a las futuras generaciones con la vacuna que forma parte del programa de inmunización escolar de nuestro país.
La diferencia entre la vida y la muerte puede estar en un examen. Así de importante es que todas las mujeres, al menos entre los 25 y 64 años, se realicen el examen del Papanicolaou (PAP), ya que es altamente sensible, por lo que detecta con gran precisión cualquier tipo de anomalía en las células del cuello uterino.
Los expertos miran con preocupación el aumento de esta enfermedad, que causa la muerte a una mujer en el mundo cada dos minutos.
En el Hospital de La Serena, la gineco-oncóloga, la doctora Dania Acuña llama a las mujeres a priorizar su salud y realizarse el PAP cada año. En tanto, la matrona Ivannia Ramos recalca que el examen puede ser incómodo, pero no debe doler y es clave para tratar a tiempo y curar la enfermedad.
El cáncer cervicouterino afecta las células del útero y se produce por una infección persistente causado por el virus papiloma humano. Según estudios, está presente en hombres y mujeres y se proyecta que el 80% de la población mundial se va a contagiar en algún momento.
La doctora Dania Acuña explica que “es una enfermedad asintomática y cuando se hace patente, es porque está avanza, de ahí la importancia de realizarse exámenes anuales. Además, se transmite de un lado hacia otro y no sólo el hombre los transmite, sino que también, las mujeres que tienen relaciones sexuales con otras mujeres, pueden transmitir el virus del papiloma”.
La especialista en ginecología oncológica, explica que el Virus del Papiloma tiene muchos subtipos de virus, dentro de esos hay algunos que generan verrugas en las manos, en los pies o en los genitales y hay otros subtipos que producen el cáncer cervicouterino.
“Es importante saber que no es normal sangrar por la actividad sexual, sangrar después de la menopausia, sangrar entre las reglas, sangrar en forma desordenada, tener flujo vaginal persistente y/o sentir dolor pélvico crónico, todos esos motivos deben generarnos una alerta para consultar a un especialista”, recalcó la profesional, haciendo un llamado a no normalizar ciertas situaciones que podrían estar levantando una alerta.
Los equipos de salud ven con preocupación las estadísticas que van en aumento tras la pandemia, ya que se han triplicado los casos en Chile, causando la muerte a 800 mujeres al año. La doctora Dania Acuña, explica que están viendo casos de cáncer cervicouterino en mujeres menores de 25 años, y por eso es fundamental hacerse el PAP, el autoconocimiento y poner atención a los síntomas, y recalca que, si se diagnostica a tiempo, la enfermedad es curable.
“Hazte el PAP, es la única forma en que podemos erradicar el cáncer cervicouterino. De las pacientes que se realicen el examen, es probable que encontremos algunas con cáncer. Si la paciente no tiene síntomas, se hace el PAP en forma preventiva y se lo detectamos a tiempo, esa mujer se va a salvar. Las pacientes que fallecen por la enfermedad, por lo general, nunca se han hecho algún seguimiento ni control” indicó Acuña.
“A mi no me va a pasar”
Conversamos con dos integrantes del equipo que trata esta patología en el Hospital de La Serena, la doctora Dania Acuña y la matrona Ivannia Ramos, y nos explicaron que entre los factores que permiten entender el fenómeno, es importante considerar la falta de información que tienen las personas respecto de la enfermedad y el miedo e incomodidad que genera el examen en sí.
“El Papanicolau puede ser un examen desagradable, entonces la mujer tiende a evitarlo, porque lo siente invasivo o porque ha tenido experiencias negativas respecto a la especulocopía o al examen ginecológico. También creo que lo que más hay es una negación, el pensar que –a mí no me va a pasar- es una mala estrategia para prevenir. Incluso la paciente que no está sexualmente activa piensa que no es necesario realizarse el examen, pero el virus papiloma puede estar en el cuerpo muchos años antes de desarrollar un cáncer, por lo tanto, las mujeres tenemos que hacernos el PAP desde los 25 hasta los 65 años”, recalcó la gineco-oncóloga.
Ambas profesionales coinciden en que, muchas veces, las mujeres nos ponemos en última prioridad familiar y social, “nos dejamos estar” y no nos damos el tiempo, a pesar de que a veces si lo hay, pero no lo priorizamos.
También indican que el uso de preservativo, es importante y útil para prevenir cualquier enfermedad de trasmisión sexual, pero si éste no está presente durante todo el acto sexual, entonces, no tendrá el efecto esperado, porque el virus del papiloma humano se trasmite por las mucosas, es decir, basta el contacto de piel con piel para contagiarse, por lo tanto, no hay que confiarse.
Ivannia Ramos, matrona del área de Oncología Ginecológica del Hospital de La Serena, explica que
“por lo general, las pacientes que llegan al hospital con un diagnóstico de cáncer de útero, no se han realizado el PAP en al menos 5 o 10 años, sin embargo, si se lo realizaran cada 3 años es muy fácil detectar si hay o no una lesión, ya que este examen es muy sensible, siendo altamente eficaz. Además, el PAP no duele, puede molestar, pero no debería generar dolor. Es importante que las pacientes se realicen este examen y si hay algo extraño o se detecta alguna anomalía, nos empoderemos de nuestro rol activo en el tratamiento de la enfermedad”.