Evitar el agua caliente y las temperaturas extremas, son los principales consejos de dos especialistas. Además, recomiendan mantener la hidratación y contar con ropa de temporada, aceites y cremas para que no se resienta ni el pelo ni la piel.
Lluvia, granizos y hasta nieve tuvimos durante julio, algo que no debería sorprendernos debido al cambio climático, pero que no deja de llamar nuestra atención, ya que nos enfrentamos a un invierno más frío de lo habitual. Un hecho que puede impactarnos de muchas maneras en nuestro cuerpo, siendo los principales afectados la piel y el cabello.
Con las bajas temperaturas, la circulación sanguínea es más lenta y, por lo tanto, la piel se deshidrata teniendo una renovación celular mucho más desacelerada. Junto con ello, podemos ver la aparición de sabañones, resequedad cutánea, dermatitis e incluso urticaria, cuadro que puede generar molestias y dolorosas lesiones.
Para evitar tener problemas mayores Karen Aracena, jefa nacional de especialidad de la Escuela de Salud de AIEP señala que “mantener la piel hidratada es el primer mandamiento. Este cuidado debe ser principalmente en manos y cara, utilizando una crema hidratante indicada para cada zona, teniendo la precaución de que esto se realice varias veces al día con un buen limpiador que no sea graso, además de bálsamos para labios. Pero la hidratación también debe ser interna, esto es tomar abundante agua o infusiones. De esta manera, ayudaremos a mantener nuestra buena salud cutánea”.
La experta también recomienda utilizar siempre bloqueador solar y retocar cada tres horas, en especial cuando se va a la montaña o la nieve. “Se deben evitar los cambios bruscos de temperatura y las duchas con agua muy caliente. Ese tipo de acciones impacta negativamente en la piel, provocando contracción y dilatación de los capilares de forma abrupta, provocando que algunos se rompan, es en este momento que aparezcan unas venas de color rojo oscuro, en mejillas y nariz. Es bueno también tener ropa adecuada para la temporada, que abrigue como el algodón pero que sea transpirable, con esto no sentiremos resequedad” recalca.
¿Y qué sucede con el pelo cuando hay un frío intenso?
Cuando la temperatura es muy gélida al igual que con la piel, el cuero cabelludo se irrita, resaca y descama. En este contexto, se aconseja usar el secador de cabello en su intensidad mínima y no exponer el cuero cabelludo a planchas de pelo o rizadores por tiempos prolongados. Y si usan estas herramientas es importante contar con protectores térmicos que ayudan a mantener protegido el pelo. Cabe señalar que, el agua caliente también es contraproducente para el pelo, pues lo vuelve más quebradizo y lo deshidrata. Lo conveniente es lavarlo con agua tibia y masajear suavemente.
Milka Iturra Espinoza, de la Escuela de Estética Integral señala: “Con una crema hidratante podremos devolverle el brillo al cabello, sellarlo de forma profunda y evitar la oxidación. Otro punto importante a considerar es sobre las puntas dañadas; aunque estemos en invierno las bajas temperaturas o los cambios repentinos de estas mismas generan que las puntas se vean afectadas y es por eso que además se recomiendan algunos aceites para tratarlas, como el argán, que sirve para sellarlas y fortalecerlas. Es importante tener en consideración que la aplicación de cualquier tipo de producto en base a óleo o aceites debe ser solo en las puntas ya que la mala manipulación de estos productos puede generar repercusiones negativas en el cuero cabelludo.
Con estas recomendaciones se podrá mantener más sana tanto la piel como el cabello, pero ambas expertas coinciden en que si algunas de estas molestias o lesiones se agravan y/o prolongan se debe visitar a un experto de la salud para que entregue el tratamiento más adecuado en cada caso.
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