Las plantas artificiales han estado presentes hoy más que nunca. Esto debido a sus diferentes usos y producto de las condiciones climáticas y las condiciones estéticas de los diferentes lugares y espacios. Desde hace ya hace un tiempo muchas personas han implementado el uso de plantas artificiales o plantas falsas para la decoración de su hogar, ya que, a diferencia de las plantas reales, no requieren de un gran cuidado y no mueren a falta de agua o luz. Otra cualidad importante del uso de este tipo de plantas es su habilidad para adaptarse a espacios y situaciones, lo que ayuda a la hora de no saber cómo ambientar diferentes lugares.
Por otro lado, las plantas artificiales van en constante evolución y no solo estéticamente sino de manera funcional también; adoptan cada vez más nuevas cualidades, replicando las funciones de plantas reales. Incluso científicos han logrado la producción de oxígeno en plantas artificiales.
Las plantas nos otorgan alimento, medicina, madera, combustible, fibras… lo que remarca su importancia. Su reducción es un hecho al que podemos atribuirle muchas problemáticas relacionadas con el calentamiento global y la contaminación; problemas que crecen con el tiempo y a los cuales no se presentan mayores soluciones todavía. Debido a esto, está claro que el estudio de las plantas es especialmente relevante para centrar nuestra atención en sus cuidados, los beneficios que nos otorgan y, de ser necesario, eventualmente imitar sus propiedades.
Asimismo, sabemos que hay ciertas plantas que producen oxígeno en cantidades más grandes que otras, como, por ejemplo, el árbol Kiri, originario de China que vendría ocupando el primer lugar. No solo es el mayor productor de oxígeno, sino que crece muy rápido pudiendo alcanzar de 2 a 3 metros el primer año y es adaptable a casi todo tipo de condición ambiental; es decir su conservación es un proceso primordial y al parecer, no tan complejo.
En la actualidad tenemos conocimiento de la llamada “Silk Leaft” (Hoja de Seda) que es una hoja artificial con capacidad de generar oxígeno mediante el mismo sistema de fotosíntesis que utiliza la naturaleza. Esta fue creada por el británico-italiano Julian Melchiorri en 2014, sin embargo, a inicios de la década de los 70 dos japoneses ya habían descubierto los principios de la fotosíntesis artificial. El problema de la Hoja de Seda es que, si bien funciona con el mismo mecanismo también utiliza materiales naturales para su fabricación. Su composición se basa en seda (fibra natural de origen animal producida por algunos insectos) y cloroplastos (compuesto que permite la fotosíntesis en las hojas naturales). Ahora bien, no deja de ser un invento sorprendente que puede aportarnos soluciones concretas. Si se consiguiera un método de replicación o clonación de esta hoja a gran escala sin necesidad de explotación natural, estaríamos en presencia de verdaderos árboles sintéticos que nos proveerían de oxígeno.
Finalmente cabe destacar que las plantas abarcan un ámbito importante de nuestras vidas, desde su aporte al ecosistema natural, la belleza y diversidad de espacios que ofrecen; pero más aún, el futuro de las plantas artificiales podría ser crucial para nuestra supervivencia y rescate del planeta en el que vivimos.