La interacción de los niños y niñas con los libros desde temprana edad es clave en el desarrollo del lenguaje oral y escrito. Las familias, junto a los equipos educativos, cumplen un rol determinante en este proceso.
El próximo 23 de abril se celebra un nuevo Día Internacional del Libro, ocasión que permite recordar los beneficios que representa para los niños y niñas un acercamiento temprano a la lectura. Así lo señala la educadora de párvulos Constanza Meza, jefa (S) del Departamento Educativo de Fundación Integra en la Región de Coquimbo.
“Las habilidades lingüísticas de los niños y niñas van a depender en gran parte de los contextos socioculturales en los cuales se desenvuelven a diario. En este sentido, el principal desafío de los equipos de salas cuna y jardines infantiles es ofrecer a los párvulos un ambiente enriquecido que pueda proporcionar diversas oportunidades para ir construyendo estos aprendizajes significativos en torno al lenguaje, entendiendo también que el lenguaje verbal es la puerta de entrada a todos los conocimientos de las diferentes disciplinas y que también este lenguaje es la herramienta más poderosa del pensamiento. Desde el lenguaje oral después pasamos al aprendizaje del lenguaje escrito”, sostiene Meza.
Asimismo, la profesional explica que “la adquisición de la lectura se desarrolla antes de que los niños y niñas comiencen a decodificar, es decir, antes de que aprendan el nombre de las consonantes y puedan ir interpretando los significados de la escritura. Si a más temprana edad ofrecemos a los niños y niñas oportunidades para interactuar con textos escritos, a más temprana edad van a ir construyendo estas competencias culturales y comportamientos de niños y niñas lectores y también escritores”.
La jefa (S) del Departamento Educativo de Integra agrega además que “en el caso de los bebés, por ejemplo, podemos ofrecer el libro álbum, que se caracteriza por contener cuentos con poco texto, pueden ser una o dos líneas por página y sus ilustraciones poseen gran espacio dentro de las hojas. Por lo general son de material de alta durabilidad, como cartón grueso o de género y también en sus páginas pueden encontrar diferentes texturas que estimulan el aprendizaje sensorial de los bebés”. Es primordial durante este proceso el acompañamiento de los adultos para mediar la lectura del niño o niña, observar sus intereses y favorecer las interacciones.
El rol de las familias
Para Fundación Integra, las familias son las primeras educadoras. Por ello, en todas las experiencias educativas su participación y la de los equipos pedagógicos resultan clave. “Es fundamental generar una alianza entre los jardines infantiles y las familias, motivándolas a que se incorporen en los procesos educativos, valorando a la vez el capital cultural que todas las familias pueden aportar a la educación de sus hijos e hijas”, asegura Constanza Meza.
En este marco destacan iniciativas como la que desarrolla el equipo de la sala cuna y jardín infantil Ojitos del Futuro, de Ovalle, con la realización anual de su concurso literario “Colorín colorado, el cuento en familia ha comenzado”, que se lleva a cabo desde 2012 y que tiene como objetivo fomentar la lectura y el vínculo amoroso entre niños y niñas con sus adultos significativos, a través de la creación de un cuento propio.
Karina Jiménez, educadora de párvulos de Ojitos del Futuro, indica que “a medida que las familias iban participando en el concurso literario nos fuimos dando cuenta que esta actividad favorecía primero que todo su creatividad, al ver cómo todos los integrantes de las familias aportaban, por ejemplo, desde la creación misma del cuento con su imaginación, hasta la creación de los dibujos utilizando diferentes técnicas, en la utilización de los diferentes materiales para confeccionar el cuento. Había algunos que venían en una cajita, con títeres, con recortes. Y algo también muy bonito que sucedió y que nos dimos cuenta fue que favoreció el vínculo afectivo entre los padres y los niños, y también entre otros integrantes de la familia”, señala.
