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Explican causas y consecuencias del alza en el precio del aceite

Una economista y un ingeniero agrónomo de la Usach señalan que la subida no solo se debe al conflicto entre Rusia y Ucrania, sino con repercusiones propias de la pandemia. Al no prever una baja en el corto plazo, llaman a poner atención en los llamados “bienes sustitutos”.

El precio del litro de aceite (vegetal o maravilla) ya superó los tres mil pesos en Chile. Desde 2020 a la fecha, el valor pasó de los $1.700 a más de $3.500 en algunas zonas del país. De acuerdo a la economista y académica de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago, Marcela Vera, la situación se debe a múltiples factores.

“La coyuntura del conflicto militar entre Rusia y Ucrania ha elevado, por cierto, el precio del producto porque, en efecto, en esa zona se produce de forma intensiva el aceite de girasol”, explica. Sin embargo, agrega otras razones previas, relacionadas fundamentalmente con la pandemia del coronavirus.

“La mano de obra producto de los contagios disminuyó y el cierre de las fronteras ha generado una dificultad para la movilización”, afirma la especialista. Es decir, una merma en la producción, lo que también habría generado una disminución de la oferta de aceite, provocando el alza actual, señala.

Vera apunta, además, a razones como la crisis hídrica y el mayor costo de insumos, como combustibles y fertilizantes. “Se genera un círculo vicioso en el precio de los commodities y eso impacta en otros sectores”, asegura. “Cada vez que se produce un alza en el precio del petróleo, se tienden a encarecer distintos bienes que requieren de una adecuada distribución”, comenta.

El académico del Departamento de Gestión Agraria de la Usach, Luis Sáez, descarta una baja del aceite en el corto plazo. Al contrario, advierte que su precio puede impactar en otros productos, debido a que ciertas comidas se cocinan con este. “Es decir, pasa a ser parte importante de los costos de producción y, por supuesto, hará que suba el precio del bien final”, explica.

Por eso, el ingeniero agrónomo considera más recomendable comenzar a cambiar los hábitos de consumo, haciendo hincapié en los llamados “bienes sustitutos”. Es decir, aquellos que pueden cumplir la misma función que el aceite y sustituirlo, dependiendo de lo que se esté cocinando.

“Por ejemplo, en ensaladas, se puede sustituir por vinagre, aceto balsámico o limón. En el caso de freír un huevo, se puede hacer con agua con sal, para freír pescado (ahora que viene Semana Santa), se puede reemplazar por limón”, recomienda.

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