Mariela Saavedra comenzó a trabajar el vellón o lana de oveja como un pasatiempo. Partió creando joyas, juguetes para bebés y otros accesorios, pero las mascotas en miniatura se han transformado en su sello personal.
Este año, la emprendedora recibió apoyo del programa Impulso Inicial de Fundación Luksic para mejorar el lugar de trabajo que habilitó en su hogar.
Después de tener a su último bebé en 2012, Mariela Saavedra (41) decidió dedicarse completamente a la maternidad. Dejó su trabajo y se enfocó en la crianza de sus hijos mientras su esposo trabajaba fuera de la ciudad. Pero a medida que pasaba el tiempo y los niños crecían, también aumentaban sus ganas por encontrar una actividad en la que ocupar sus ratos libres. Fue así como un día mirando Instagram vio pequeñas hadas hechas con vellón, o lana de oveja, como es conocido popularmente. Eso la inspiró a probar algo nuevo.
Entusiasmada por poder imitar algunas figuras con esta materia prima, fue a una tienda ubicada en el centro de La Serena y compró un poco de vellón. “Comencé creaciones con prueba y error. Al principio hice algunos aros, móviles para guaguas y otras cosas, pero cuando hice un retrato de mi perrita fallecida me enamoré. Ahí pude transmitir en eso un montón de sentimientos”, recuerda con emoción.
La mascota que Mariela describe era Lila, una perrita que llegó a su hogar muy temerosa un día mientras ella barría la calle. Al parecer, había sufrido maltrato, ya que según recuerda la emprendedora, la escoba que ella cargaba entre sus manos le causó temor. Ese breve encuentro fue suficiente para que con su familia decidieran adoptarla y cuidarla por unos largos nueve años, hasta su partida.
Cuando Mariela vio lo bien que había quedado el retrato de Lila, fue que empezó a pensar que sus creaciones con vellón podían pasar de ser un pasatiempo a un emprendimiento que podría ayudar a que otros a que pudieran recordar a mascotas. Así partió creando retratos de perros y gatos en vellón, para luego dar vida a miniaturas idénticas de cualquier animal que el cliente solicitara.
Durante el proceso de creación, que es algo lento, Mariela cuida cada detalle y estudia muy bien la forma de cada mascota. “Cuando los clientes me escriben y me dicen ‘abrí el paquete y no pude evitar llorar’, yo me emociono mucho, porque cuando estoy creando a las mascotitas las siento un poco mías. Así logro poder plasmar mejor los detalles de cada animalito”, cuenta la emprendedora.
Con el negocio en marcha, Mariela vio la necesidad de contar con un espacio más adecuado para desarrollar su trabajo, ya que hasta ese entonces, realizaba sus creaciones en el living o comedor de su casa. “Cuando los niños tenían que ocupar la mesa yo debía irme. Eso era incómodo”, recuerda.
Para conseguir ese objetivo su hermana le contó sobre Impulso Inicial, programa de Fundación Luksic que apoya a emprendedores y deportistas. “Busqué la página, leí los requisitos y me contacté. Ahora felizmente tengo un escritorio, un mueble y una silla adecuada para trabajar. Ya no tengo que moverme de un lugar a otro”, cuenta con alegría.
La directora de Impulso Inicial, Macarena Van Dorsee, cuenta que tal como Mariela, el programa ha apoyado a más de 3.800 emprendedores de todo el país durante 2021. “Entregamos pequeñas herramientas de trabajo, materias primas, materiales de construcción y otras ayudas concretas para que los emprendedores puedan impulsar sus negocios y cumplir sus objetivos”, sostiene la directora del programa. Todos los requisitos y tipos de apoyo que entrega Impulso Inicial están detallados en www.impulsoinicial.cl, sitio donde además está alojado el formulario de postulación que deben completar quienes requieran la ayuda.
Sobre las proyecciones de su negocio, Mariela tiene objetivos claros. En primer lugar, poder llegar a más personas: “me encantaría saber que más gente tiene una ‘Ternurita Lilú’ en su escritorio o en su velador y que le sirve para recordar a sus mascotas”. Además, espera crear más productos y por qué no, llegar con sus creaciones a otras ciudades del país.