La académica de la Universidad de Santiago, Pamela Figueroa, indicó que es necesario reformular el régimen político de Chile, pero reconoció que el debate constitucional debe profundizar en las razones que emplazan a la necesidad de este cambio.
En el marco del Foro Académico para la Nueva Constitución en Chile organizado por el ‘David Rockefeller Center for Latin American Studies’, de la Universidad de Harvard, la politóloga y académica de la Universidad de Santiago, Pamela Figueroa, en conjunto con figuras como John Carey (crítico literario y académico graduado de St John’s College, en Oxford), se refirieron al sistema constitucional en Chile y los regímenes presidenciales, semi-presidenciales o parlamentaristas.
Al respecto, la coordinadora académica del Observatorio Nueva Constitución señaló que “hemos estudiado las propuestas de los convencionales constituyentes y la mayoría se manifiesta por lo que ellos denominan un semi-presidencialismo, sin tener una mayor profundización sobre lo que eso implica. Sí es claro que hay un consenso desde los convencionales de que el sistema híper-presidencial de Chile es algo que es necesario reformular”.
Figueroa consideró que el diagnóstico que se ha ido consensuando es que el régimen político está muy centrado en el Presidente, por las funciones que tiene. “Ha llegado a un punto que está generando una crisis política, entendiendo que este no es el único factor que nos permite explicar una crisis política y social de la naturaleza que está viviendo Chile”, afirmó.
“Hay una relación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo que, durante todo el proceso de transición y con el sistema electoral binominal, llegó a un término de ciclo de lo que se llamó ‘democracia de los consensos’ porque había ahí un poder del veto de la minoría. Era muy difícil, casi imposible, generar gobiernos de mayoría, y ninguno pudo realmente avanzar en su programa”, criticó.
Sin embargo, advirtió que, en el Congreso actual, “tenemos parlamentarios que actúan como caudillos, son líderes individualistas, eso a raíz del sistema electoral binominal que la reforma del sistema electoral de 2015 no corrige. Tenemos quórum super-mayoritarios, control preventivo, fijación de urgencias trabadas, interpretación de la iniciativa exclusiva y, también, interpretaciones del veto aditivo, que son aspectos que hemos ido visualizando en los últimos años. Eso hace que tengamos un Congreso débil, por partidos débiles y liderazgos individualistas sin facultades legislativas, sin responsabilidades y obligados a realizar una política de coyuntura, sin capacidad de agenda, ni programática”.
Finalmente, la politóloga enfatizó en la necesidad de generar sistemas políticos más inclusivos, que incluyan paridad, escaños reservados para pueblos indígenas y que distribuya el poder a nivel territorial. “Las democracias latinoamericanas y a nivel global, en la crisis de la democracia representativa, tienen que abrirse a incorporar institucionalmente mecanismos de participación y deliberación de la ciudadanía, que equilibren esta relación de poder entre el Ejecutivo y Legislativo”, concluyó.