Practica también llamada “Mindfull eating”, busca mejorar hábitos alimentarios y la relación con la comida.
La conciencia es un estado mental en el que enfocamos nuestra atención, pensamientos, sentimientos y sensaciones en el momento presente, de una manera abierta, sin prejuicios y comprometida (Nelson, J. 2017). Por tanto, una alimentación consciente se enfoca en prestar atención a lo que estamos comiendo y cómo lo comemos.
Comer conscientemente no significa restringir la ingesta de alimentos o seguir una dieta estricta, sino todo lo contrario: hacer de la comida un placer, en lugar de una tentación o un sentido de culpabilidad. Contribuyendo a una mejor relación con la alimentación, hacer frente a las diferentes emociones asociadas con la alimentación, mejorar los hábitos alimenticios cambiando el comportamiento y haciendo mejores elecciones de alimentos.
En ocasiones tendemos a confundir un “antojo” por sensación de hambre. Esto puede manifestarse producto de una situación en particular, como estrés, aburrimiento, enojo o tristeza. ¿Pero, cómo saber si es hambre real o es hambre provocada por una emoción o situación en particular? El hambre real aparece por necesidad biológica, puede satisfacerse con cualquier alimento, puede aparecer gradualmente y puede posponerse, una vez consumido un alimento provoca satisfacción y sensación de plenitud. Por otro lado, el hambre emocional se manifiesta de forma repentina y con gran intensidad, se relaciona con el antojo de un alimento determinado, se ingiere una cantidad exagerada de alimento, el cual no provoca saciedad y suele provocar sensación física desagradable, junto a la aparición de culpa (1)(4).
Consejos para aplicar una alimentación consciente (1)
- Antes de comer, identifica si es hambre real o es antojo.
- En caso de identificar si el hambre es provocada por una emoción en particular, elige realizar otro tipo de actividad que te ayude a enfrentar esta situación.
- Toma 2-3 respiraciones, antes de empezar a comer, que te traigan al presente.
- Si vas a comer, recuerda evitar toda distracción como televisión, redes sociales, etc, que te impidan enfocarte en el momento.
- Come una pequeña porción y experimenta detenidamente su gusto, su temperatura, y textura.
- Come despacio, masticando poco a poco. Debes disfrutar de cada bocado, sin prisas.
- Analiza el alimento escogido para consumir. ¿Qué nutrientes me entrega?, ¿Qué ingredientes tiene?, ¿Es suficiente?, ¿Qué emociones te provoca?
Una alimentación consciente puede entregarnos múltiples beneficios, como controlar el tamaño de nuestras porciones de alimentos al poder identificar nuestro tipo de hambre, disminuir atracones emocionales por tiempos de ansiedad, mejorar nuestra conciencia al momento de seleccionar los alimentos para consumir y permitir una buena relación con la comida, eliminando sentimientos de culpabilidad. El comer de forma consciente nos ayudará a mantener una alimentación saludable sostenida en el tiempo, ya que al momento de realizar una dieta sin incluir nuestra consciencia, nos predisponemos a que no perdure.
Gabriela Méndez Contreras
Interna de Nutrición y Dietética
Universidad Católica del Norte