InicioOpiniónDesertificación y agua potable, un desafío región

Desertificación y agua potable, un desafío región

Hoy la precipitación anual en el Sáhara es de 76 milímetros. Sí, en uno de los desiertos más áridos del mundo la lluvia supera lo que ha caído a la fecha este 2021 en la Región de Coquimbo. En promedio llevamos 7.5 mm, gracias a las tímidas lluvias de abril y mayo.

Lo decimos más a menudo de lo que nos gustaría: la sequía en nuestra zona ya lleva más de 12 años. Los embalses llegan cada invierno más exigido a buscar recargas, pero las lluvias no son las mismas. La acumulación de nieve también es cada vez más baja.

Y es que la desertificación avanza. La Dirección Meteorológica de Chile reporta que la precipitación promedio del país está cayendo a razón de un 7% por década en los últimos 40 años y la sequía actual es la peor y más extensa desde hace más de un siglo.

Es una realidad que es bueno recordar en el contexto del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía. El agua es cada vez más escasa y nos desafía como Región a buscar nuevas fórmulas para mantener la continuidad del suministro. Es difícil verlo, porque cada día abrimos la llave y ahí está. Illapel ha estado al borde del racionamiento debido a que las fuentes productivas se encuentran en una condición crítica en esta zona: El Bato se encuentra por debajo del 7% de su capacidad.

Esta situación no sólo ha requerido la búsqueda de nuevas fuentes, es clave el trabajo colaborativo con las autoridades y regantes, que saben que el consumo humano es prioridad. Este esfuerzo es también el de todos ellos.

Como en pocas cuencas del país, hemos logrado un positivo trabajo para buscar alternativas y soluciones. Es una labor que queremos seguir potenciando y un gran desafío, porque creemos que el diálogo y los acuerdos permiten abrir caminos para el bienestar común y el acceso al agua potable.

Nuestro compromiso para enfrentar la sequía no se detiene: en la última década hemos destinado alrededor de $50.000 millones con este fin. Estamos conscientes de lo relevante que es la eficiencia en el uso de este recurso y, por eso, hemos implementado un intenso plan inversiones, con soluciones robustas e inéditas. Un ejemplo concreto, son las obras de interconexión de redes de agua de la Provincia del Choapa, iniciativa que tiene una inversión de más de $6.000 millones y que robustecerá la situación hídrica de Salamanca, apoyará el acceso al agua potable a sectores históricos que no han contado con servicio y dará respaldo a Illapel en caso de emergencia.

Adicionalmente, de la mano de la tecnología, hemos avanzado en la sensorización digital completa de la red de agua potable de la Región, que representa un esfuerzo para disminuir pérdidas de agua, al permitir alertarnos de filtraciones en tiempo real.

Hoy nuestro desafío es doble: nuestro compromiso es mantener la continuidad del suministro para nuestros más de 247.000 clientes, pero también queremos avanzar para apoyar a quienes aún no tienen acceso a un servicio tan básico como el que prestamos. En ese espíritu se inscriben los diversos planes que desarrollamos para apoyar a campamentos y sistemas de agua potable rural. El agua debe ser para todos y priorizada para consumo humano.

Andrés Nazer

Gerente Regional

Aguas de Valle

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