La descentralización es un tema que será abordado inevitablemente en la Convención Constituyente. Bajo este contexto, es necesario priorizar lo local y entender que las municipalidades son la institución estatal más cercana a la gente.
Se trata de una institución bastante postergada en nuestra cultura, legislación e historia. Sólo como ejemplo cabe recordar que, en el reciente proceso eleccionario del 15 y 16 de mayo, en donde se renovó a todas las autoridades locales, no se contó, por que simplemente no lo considera nuestra legislación, con el recurso de la segunda vuelta.
Esto implicó que un número muy alto de alcaldes hayan sido electos con porcentajes de votación inferiores e inclusive muy inferiores al 50%. De hecho, algunas comunas tienen hoy alcaldes electos con el 19% o poco más del 20% de los votos.
Al preocuparnos de los gobiernos locales, también nos estamos acercando de forma directa a nuestra sociedad de manera integral, ya que la estructura municipal también es la más flexible y adaptable a las particularidades de territorios, grupos humanos y personas.
Por lo mismo, existe un cierto consenso en que las políticas públicas, especialmente las de carácter social, funcionan mejor cuando son diseñadas y ejecutadas por los municipios.
Además, fortalecer a los municipios, significa contribuir al equilibrio del poder político, distribuyéndolo no sólo funcionalmente, sino que también, territorialmente.
Finalmente, relevar el rol de los municipios es atender a una de las principales demandas que la ciudadanía ha estado expresando en los últimos meses. Me refiero a las desigualdades territoriales. Sólo un trabajo consciente y arduo con las estructuras de financiamiento municipal permitirá avanzar en la equidad territorial.
Gustavo Paulsen
Académico de Administración Pública.
Facultad de Derecho y Gobierno
Universidad San Sebastián.