Desde la Junji Coquimbo resaltan la importancia de entender cómo funciona el cerebro de los más pequeños, con la finalidad de que los padres puedan entregar contención y un apoyo eficaz a sus hijos durante la crisis.
Miércoles 18 de marzo y el gobierno decretaba estado de excepción constitucional y catástrofe nacional. El COVID -19 ya estaba instalado en nuestro territorio. La autoridad sanitaria informaba sobre los primeros casos de personas contagiadas y se comenzaban a aplicar los protocolos de salud pública para enfrentar el impacto de esta pandemia en la población.
El estado anímico de las personas decayó. Comenzaron a circular informaciones falsas, ideas paranoicas, las personas empezaron a manifestar preocupación, ansiedad, problemas para dormir, cambios de humor, incertidumbre e inseguridad. Una serie de sensaciones y emociones que no solo afectaron la rutina diaria de los adultos, sino también la de niños y niñas, quienes muchos de ellos, además, comenzaban a vivir sus primeras experiencias en la educación inicial.
Ahora bien, para poder saber cómo apoyar a los más pequeños en tiempos donde el mundo es un caos, es necesario tener presente algunas consideraciones. Desde la oficina de Buen Trato de la JUNJI Coquimbo, la psicóloga infantil, Pilar Bravo, señala que “necesitamos saber cómo funciona el cerebro de los niños, lo primero es olvidarnos del mito “se porta así porque me quiere manipular” ¡Cuidado! Los niños no tienen la intencionalidad de manipular al adulto, simplemente a través de sus conductas nos están comunicando lo que les pasa o lo que necesitan. Un niño que está más asustado o ansioso tratará de comunicarlo ¿Cómo? De distintas maneras, en el juego, en el llanto o el querer estar siempre con un adulto”.
En esa línea, la especialista pone énfasis, en saber qué pasa en el cerebro de los niños pequeños, cómo se manifiestan ciertas conductas ansiosas, y en ese sentido cómo los padres pueden ofrecer y promover un espacio seguro para que sus hijos disminuyan los factores de riesgo que puedan afectar su salud mental.
“La pregunta clave que nos permite entender el mundo interno de los niños y las niñas es ¿qué estarán pensando? ¿qué estarán sintiendo? ¿qué necesitan de mi en este momento?, podemos decir que la respuesta sensible por parte del adulto favorece la seguridad y la regulación del estrés infantil”, explicó la psicóloga.
“Cuando un niño se siente inseguro, amenazado por el entorno, su sistema de apego se enciende y por lo tanto su capacidad o sistema exploratorio se apaga, así es como se activa la conducta de apego, es decir, el niño necesita que el adulto pueda responder de manera sensible a sus necesidades, y de este modo disminuir la ansiedad y volver a la exploración” aseveró Bravo.
¿Cómo se reconoce la ansiedad en los niños?
Bajo el escenario actual, los niños pueden manifestar una serie de sensaciones y conductas, tales como:
• Miedo a quedarse solo
•Miedo a la oscuridad
•Cambios repentinos de humor
•Disminución o aumento del apetito
•Incontinencias urinaria de día o de noche
¿Qué podemos hacer para ayudarles?
Desde la oficina de Buen Trato de la Junji Coquimbo, entregan las siguientes recomendaciones y consejos a los padres.
Enfoca tu emoción: Generalmente enfocamos la atención en la conducta del niño, dejando de ser conscientes en que esa conducta activa sentimientos en nosotros, por eso es necesario atender tu emoción, más aún cuando están intensificadas por la situación actual de incertidumbre que estamos experimentando. Nuestra historia de crianza tiene mucho que decirnos en la forma en que nosotros estamos criando y conteniendo. Siempre es bueno recordar y conectar con el niño o la niña que fuimos y preguntarte que hubieses esperado o necesitado tú, cómo te hubiese gustado ser contenido.
Se rechaza la conducta, no la emoción: Los niños necesitan que los adultos les ayuden a reconocer sus emociones. Cuando se les dice “no llores”, estamos negándoles que expresen lo que sienten, sobre todo cuando son más pequeños, recordemos que el lenguaje antes de los 4 años es menos fluido que cuando van creciendo, y, por lo tanto, les cuesta más poner en palabras lo que sienten. Es muy probable que, si les decimos eso, les genere más rabia por no poder comunicar lo que les pasa. Podemos intentar con “entiendo que te de miedo, yo también cuando era pequeño me asustaba”, “Entiendo que te de rabia, yo también me enojo cuando no puedo hacer lo que quiero”, “está bien sentir rabia, pero no está bien morder a tu hermano”, entre otras.
Explica con palabras simples: Los niños tienen un mundo interno con mucha riqueza y podemos explicarles las cosas de manera simple y concreta, con palabras que puedan entender a través de relatos breves, ya que a esta corta edad su cerebro está interesado en hacer mil cosas a la vez, por lo que su capacidad de atención y concentración es muy acotada. Intenta, por ejemplo, idear un cuento corto, utilizando elementos del hogar, aprovecha mientras se lavan las manos de explicarle porque es necesario hacerlo.
Asegúrate de que haya entendido y que se sienta más tranquilo (a)
Evita exponerlos a noticias y medios de comunicación donde se entregan cifras de infectados y tasas de mortalidad.
Tiempo en familia
Toda crisis puede ser planteada como una oportunidad, y en ese sentido, la JUNJI considera que este tiempo resulta vital para compartir y escuchar más a los niños y niñas, al mismo tiempo de realizar actividades en el hogar que promuevan su autonomía.
“Como dice el dicho, “no hay mal que por bien no venga”, y este virus y sus consecuencias no es la excepción. Aprovechemos entonces la oportunidad que se nos está dando para estar en familia, con tiempo y de calidad, distribuyamos bien los horarios y retomemos la simpleza de jugar con nuestros hijos; leer con ellos cuentos de acción; investigar a través de internet lo que ellos quieran y siempre junto a ellos; hacer manualidades para echar volar la imaginación; hacer el recordado “cine en su casa” (…) Que el miedo no nos paralice” recomendó, Paulina Viveros, psicóloga de la Unidad de Clima Laboral de la Junta Nacional de Jardines Infantil.
Por otra parte, Viveros, aconseja a los padres, dentro de lo posible, a mantener las rutinas diarias, estableciendo tiempos definidos para dormir, comer, jugar y compartir en familia, ya que esta sensación de estabilidad resulta esencial para que sus hijos estén contentos y saludables.
Asimismo, la profesional hizo hincapié en las medidas de prevención e higiene en casa.
“Una de las mejores formas de proteger a los niños del coronavirus y otras enfermedades es, sencillamente, animarlos a lavarse las manos con frecuencia y que el aprendizaje de este hábito sea divertido. Hay muchas alternativas de juegos y cuentos en internet que te pueden ayudar a crear este hábito en tu familia, tan básico como olvidado. Es importante transmitirles que hay muchas personas trabajando en el mundo para encontrar el medicamento”, puntualizó.