Por Arturo Volantines
La Batalla de Los Loros fue determinante dentro de la guerra civil de 1859. El triunfo del Ejército Libertador del Norte significó un impulso a la revolución. Los rebeldes del centro y sur del país se reanimaron. Habían mirado con desconfianza política y militar al norte. Se habían comprometido a sumarse, y no lo hicieron. Pero, cuando las tropas del general Pedro León Gallo lograron un triunfo inaudito, cambiaron de parecer; sobre todo, al saber que el ejército restaurador era dirigido por el coronel José María Silva Chávez —que era especialista en estrategia militar y había publicado varios libros al respecto, usados por varios países americanos—.
El triunfo constituyente significó también la toma de la región de Coquimbo, especialmente de su capital, La Serena; hacerse de muchas armas de buena calidad y abastecimiento, y hacer crecer el ejército de 1.200 hombres a 2.500. Esto hizo, que, la población del norte, viera con mejores ojos el propósito de la revolución e hizo incorporar al movimiento, los hombres más ilustres del norte y la mayoría de los intelectuales liberales de la época en Chile. También, se incorporó un diario llamado El Cosmopolita, que dirigía Manuel Concha, el cual con un equipo empezó a publicar un boletín de la revolución, donde se transmitían los decretos y proclamas del ejército revolucionario del norte. La Batalla de Los Loros se convirtió, desde entonces, en un símbolo de la descentralización y de la dignidad de Atacama y Coquimbo.
Cuando los partidos políticos llegaron a un acuerdo, para impulsar el Proceso Constituyente, en el ex Congreso Nacional, fue en la sala senador Pedro León Gallo, cuyo retrato cubría la pared, esa noche decisiva para el país. Esto no fue causalidad, ya que era un guiño al mayor impulsor, en la historia de Chile, de construir una constitución: desde el pueblo, y no de la oligarquía.
Por ello, resulta muy significativo, analizar y contextualizar la Revolución Constituyente: sus orígenes, su visión de país y cuáles eran sus propuestas. Preguntarse: ¿Por qué no se pudo resolver en forma pacífica?; ¿por qué la derrota Constituyente, sin embargo, dio origen a un largo periodo liberal? Y si la principal causa era llevar adelante un proceso constituyente, como el que se lleva ahora adelante, cabe, también, preguntarse: ¿Por qué ahora se puede?; ¿por qué, en esa ocasión, hubo que acudir a las armas? cuando, en ese entonces, Chile, gozaba de los hombres más pre claros del continente y eran totalmente partidarios de la Revolución Constituyente, como Benjamín Vicuña Mackenna, los Amunátegui, los Matta, Valentín Letelier, Victorino Lastarria, los Blest Gana, etc.
Para hacer análisis de las consecuencias, que puede tener el actual proceso constituyente y el próximo plebiscito, es muy preciso acudir a las distintas tentativas que han habido para hacer una constitución desde el pueblo para el pueblo —como la norteamericana— y, especialmente, de la Revolución Constituyente, ya que esta concitó a la totalidad de la intelectualidad de la época; costó muchas vidas; la mayoría de sus dirigentes fueron condenados a muerte, y, a la larga, se les cambió por extrañamiento. Cuando volvieron del exilio, fundaron el Partido Radical, y conquistaron los más altos cargos del país. Y murieron con honor.