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Cientos de personas llegaron hasta la ruralidad de La Serena a ver el eclipse total de Sol

Maitenes Mochos, cuesta Las Eses, El 22, Condoriaco y Almirante Latorre fueron los puntos donde se desplegaron turistas y extranjeros, atraídos por la zona cero y la cultura de sus residentes.

En los faldeos de los cerros rurales de La Serena se fueron instalando una a una las motorhomes y vehículos particulares, en búsqueda de la mejor panorámica que permitiría no perderse ningún segundo del fenómeno. Algunos llegaron por recomendación, mientras que otros, simplemente se aventuraron al viaje.

“Encontré este lugar por un grupo de Facebook y ahí me enteré que se estaban preparando las personas de este sector “, comentó una joven visitante de San Antonio. Su madre agregó que “tenemos la fortuna de tener una amiga que vive en La Serena y nos alojamos el domingo allá para evitarnos la congestión de la ruta y hoy a las 6 de la mañana nos vinimos para acá. Como nos dimos cuenta iría mucha gente a otros lugares, buscamos alternativas y dimos con este, para ver el eclipse estamos en el punto cero así que estamos ansiosas”.

En tanto, holandeses aficionados a la astronomía se hospedaron en Almirante Latorre, donde no solo esperaron el eclipse, sino también aprovecharon el tiempo previo para hacer trekking. “Llegamos aquí porque es uno de los puntos centrales del eclipse y porque no corremos riesgo de que esté nublado. Nos gustó mucho el lugar porque sus habitantes son muy hospitalarios, hay servicios para comer, alojar y nos gustó también el mural que está frente a la iglesia, es un buen lugar para recorrer”, mencionó uno de ellos.

Por motivos como este, la escuela municipal de Almirante Latorre habilitó sus dependencias e incluso recibió a la Fundación DIFUCYT quienes entregaron información sobre astronomía a quienes ingresaban al establecimiento. “Preocupados de esta situación y al ver que recibiríamos esta vorágine de personas, pensamos en cómo atender, sin fines de lucro, sino para que se llevaran una buena imagen de lo que es la localidad y la escuela, para eso tuvimos bastante apoyo del alcalde. El comedor lo transformamos en un pequeño restaurant y la sala la habilitamos como dormitorio, además hemos hecho clases al aire libre, compramos el libro del profesor Maza e hicimos un paisaje de la hora en que sucederá el eclipse y a través de artes plásticas nos hemos acercado mucho al fenómeno”, destacó Roberto Rodríguez, encargado de la unidad educativa de Almirante Latorre, perteneciente a la Corporación municipal Gabriel González Videla.

Unos 25 kilómetros hacia la precordillera, se encuentra la localidad de Condoriaco, vasto pedazo de territorio reconocido por sus altos cerros y limpios cielos. Allí se encontraban insertos cientos de jóvenes motivados por el fenómeno astronómico. “Con mi familia venimos de Pucón, llegamos a Santiago y de tirada nos vinimos a Condoriaco”, explicó Carmen Abuadba. A su vez, Max Didier se refirió al porqué de su destino. “Es muy lindo porque está fuera de todas las ciudades, entonces uno puede conectarse más con la naturaleza, tener un momento introspectivo. Es un lugar más sencillo y ayuda a conectarse más con la tierra y vivir de mejor manera este eclipse”, resaltó.

En este punto, sorprendió la gran presencia de juventud, quienes llegaron con artesanía, música y arte a colmar de cultura el territorio. La organización de ello, estuvo a cargo del experimento social “Apachita”, con colaboración la Municipalidad de La Serena a través de la delegación rural y la Junta de Vecinos de Condoriaco. “Tuvimos un empujoncito de la municipalidad y aquí nos organizamos de manera que la gente aprovechara el día aquí, esto no lo vamos a vivir en muchos años más, entonces era ilógico que no hiciéramos algo. Estamos separando residuos y eso es muy bueno porque reciclamos, hemos tenido charlas, hay arte, comida y muchas cosas. Todo ha tenido mucha aceptación, nos ha ido bien, hemos superado las metas, pensábamos en que nos iría bien, pero no tanto”, expresó Johana Aguirre, presidenta de la Junta de Vecinos de Condoriaco.

En un recorrido por las cocinerías del sector, se pudo constatar el movimiento de cada una. “Llegó harta gente, desde el viernes estamos vendiendo y está lleno. No hemos tenido tiempo ni de conversar, tuvimos gente de Santiago y extranjeros, así que estamos contentos”, manifestó Eva Espinoza.

Inés Godoy, residente de Condoriaco y dueña de uno de los comedores, explicó cuáles son las preferencias gastronómicas de los visitantes y extranjeros. “Lo que más ha salido y le ha gustado a la gente es el cabrito y la cazuela” dijo y agregó que “Condoriaco es inolvidable, aquí se puede venir a descansar y a desconectarse de la ciudad. Por eso los dejo invitados a que vengan a comer empanadas y muchas cosas preparadas por nuestras propias manos, además tenemos muy buen clima durante todo el año”.

A pocos minutos de que la Luna coronara al Sol, los residentes y viajeros comenzaron a dispersarse hacia diferentes lomas, donde la tónica fue subir a pie junto a amigos y familiares. Algunos se instalaron con frazadas y termos, otros subieron nada más que con sus lentes y lo puesto. Todo en un grato ambiente de tranquilidad. “Vinimos en un grupo desde Concepción y estuvimos recorriendo para encontrar el mejor lugar y aquí es sorprendente, lo que más me gustó fue el paisaje y la gente”, dijo Josefina Turra, quien mencionó ya tener planeado el viaje para el próximo eclipse total de sol que se producirá en la Región de la Araucanía el 14 de diciembre a mediodía.

De Santiago y Antofagasta llegaron dos familias completas. “Buscamos el mejor lugar para ver el eclipse, vimos por internet y aquí tenía mayor duración, así que nos vinimos, los niños quedaron maravillados”, expresaron.

Para completar la experiencia, los observadores fueron testigo de un impresionante paisaje multicolor se produjo en el cielo durante el eclipse total de Sol que, sumado al anillo de fuego, entregó un paisaje único con una franja de colores en el cielo, limpio de toda nubosidad, lo que permitió ver en su esplendor el oscurecimiento del Sol y experimentar en altura la desorientación de las aves, la baja en la temperatura y el silencio ante tan fascinante espectáculo.

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