En el marco del seminario internacional “Salmonicultura y antibióticos: riesgos para la salud humana” convocado por la organización de conservación marina Oceana, expertos en resistencia bacteriana y salmonicultura coincidieron en que el uso excesivo de antibióticos en la producción de salmones contribuye a aumentar la resistencia de las bacterias a la acción de estos medicamentos y potencialmente afectar la salud de los seres humanos.
En la instancia realizada el día de ayer, el Director del Programa de Política Estratégica de la red global Re-Act (Action on Antibiotic Resistance), Dr. Anthony So, afirmó que cada año 700 mil personas mueren producto de infecciones resistentes a los antibióticos y que para el año 2050, se espera que esa cifra suba a más de 10 millones de personas, superando incluso a las muertes por cáncer, convirtiéndose en la primera causa de muerte.
En su presentación, el Dr. So explicó además cómo las bacterias resistentes pueden transmitirse a los seres humanos desde la industria animal, considerando que sobre el 70% de los antimicrobianos utilizados en el mundo se destinan a uso veterinario. En este sentido, hizo énfasis en que la transmisión puede venir desde las mismas granjas o desde los productos que compramos y que terminan en nuestras mesas. Pero también es posible que se transmita a través de los restos de antibióticos que quedan en el medio ambiente producto del uso dado en las salmoniculturas.
Por su parte, el Dr. Alejandro Buschmann, biólogo marino y profesor titular de la Universidad de Los Lagos, afirmó que la salmonicultura genera concentraciones residuales de antibióticos en el ambiente marino, incrementando las bacterias resistentes, las que puedan llegar a afectar no solo la propia producción animal, sino también aumentar los riesgos para la salud humana. Buschmann agregó que la evidencia científica sugiere que es posible transferir genes de resistencia de bacterias marinas al hombre y que los antibióticos usados pueden ingresar a la trama trófica y alcanzar al ser humano.
“En Chile, la industria salmonera es la que más utiliza antibióticos, por lo que es de suma relevancia invertir en ciencia e innovación para el entendimiento del fenómeno de la resistencia bacteriana generada por el uso veterinario”, señaló Liesbeth van der Meer, Directora Ejecutiva de Oceana Chile. “En el caso de la salmonicultura, la resistencia bacteriana se queda en los fiordos de Chile y luego puede expandirse y afectar primeramente a quienes viven o trabajan cerca de las granjas salmoneras, por lo que se hace urgente tomar medidas para disminuir el uso de antibióticos”, agregó.
La Dra. Brit Hjeltnes, del Instituto Veterinario de Noruega, expuso sobre cómo ese país, el principal productor de salmones en el mundo, logró disminuir el uso de antibióticos hasta prácticamente llegar a cero mediante un disminución inicial de la producción, en contraste con la realidad de Chile, donde el alto uso de antibióticos es uno de los principales problemas de la industria, mientras que el Dr. Jorge Olivares de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, presentó su reciente estudio que establece una relación clara entre el uso de antibióticos y la presencia de bacterias resistentes en el salmón Atlántico.
La jornada terminó con una conversación en la que los expertos hicieron recomendaciones para frenar la resistencia bacteriana, coincidiendo en que es necesario disminuir y regular el uso de antibióticos en la salmonicultura chilena, e invertir en ciencia e innovación en esta materia