Comprar frutas y verduras en las cantidades necesarias, preparar comidas en porciones precisas y aprovechar hojas de verduras y frutas muy maduras en sopas, batidos y postres, son algunos de los consejos para producir menos desechos y ahorrar dinero. Aprenda a diferenciar entre “pérdidas” y “desechos” .
Contribuir al desarrollo sostenible de la ciudad, es posible con medidas hogareñas de sustentabilidad alimentaria. Especialistas de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica, entregan algunas recomendaciones para incorporar mejores prácticas en la gestión intradomiciliaria de los alimentos.
La nutricionista Ángela Contreras, docente y miembro del Comité de Sustentabilidad de la carrera de Nutrición y Dietética UC, comenta que la sustentabilidad alimentaria se ha incorporado en la formación de las nuevas generaciones de profesionales, de modo que además de conocer el valor nutricional que aportan los distintos alimentos, se incluyan técnicas y buenas prácticas para sacar mejor provecho de cada alimento fresco.
Para la académica, incluir sustentabilidad en la malla curricular es un imperativo en el mundo de hoy, ello porque la temática está asociada a la producción, al consumo y a la generación de desechos, que impactan directamente en el medio ambiente. “Con esta mirada, desde 2017 sumamos este nuevo enfoque con contenidos de sustentabilidad, de forma de enseñar la mejor preparación de un alimento, dando un giro a productos que antes eran considerados desecho y que es posible utilizar en preparaciones culinarias. Queremos que deje de estar la sustentabilidad en el discurso, y que se convierta en acción en nuestros alumnos y en las comunidades en las que intervenimos”, sostiene Contreras.
En Chile, se generan 7,4 millones de toneladas de basura cada año y un 80% de las personas no recicla habitualmente sus desperdicios. En opinión de la nutricionista, la dueña de casa está muy interesada en comprar buenas ofertas, pero a veces el volumen que prepara puede ser más que lo que el grupo familiar requiere, desperdiciando parte de la comida y por ende, perdiendo dinero. Calcular las porciones que efectivamente come y necesita cada miembro de la familia y planificar una minuta semanal, con la cantidad de ingredientes más precisa, permitiría reducir la cantidad de residuos.
José Luis Moya, docente de Nutrición y Dietética UC, explica que cuando se habla de consumo responsable de alimentos, se refiere principalmente a la capacidad que tiene la gente de elegir productos o alimentos que sean más amigables con el medio ambiente o tengan menor impacto ambiental, como puede ser la fruta fresca versus la enlatada o envuelta en plástico, de forma de proteger responsablemente el medio ambiente. El especialista explica: “Este consumo responsable no solamente está dado por la capacidad de la gente de elegir, sino que tiene que ver con todo el sistema alimentario, desde la producción hasta el consumo, las pérdidas y los desechos, considerando aspectos como huella hídrica y de carbono en la cadena productiva”.
Como Universidad, comentan ambos nutricionistas, además están involucrados en proyectos de vinculación con el medio como bancos de alimentos, para aprovechar desechos y pérdidas de centrales de abastos y ferias libres, y la creación de huertos sustentables en comunas periféricas.
A nivel mundial, señala Moya, aproximadamente se pierden 1300 millones de toneladas de alimentos al año, y un 6% de estas se producen en América Latina y el Caribe. Esta cifra bastaría para alimentar 10 veces el total de personas que sufren de hambre en esta región. El experto aclara la diferenciación entre pérdida y desperdicio, considerando que la pérdida puede ser una fruta golpeada o del calibre no óptimo para su comercialización, mientras que el desperdicio ocurre durante o posterior a la comercialización del alimento y puede ser por ejemplo botar una fruta en un estado de maduración avanzado o una comida que no será consumida. “Es importante que como profesionales de la nutrición, seamos capaces de educar a la población en como aprovechar al máximo los alimentos y como conservarlos de forma adecuada, para evitar el desperdicio de éstos”.
En Chile ya fue aprobada la idea de legislar acerca de la autorización sanitaria para crear bancos de alimentos que permitan hacer beneficiencia a través de pérdidas alimentarias, sean productos procesados o frescos. Moya comenta que este tipo de iniciativas colectivas, sin duda serán un aporte para generar conciencia sustentable, contribuir mediante acciones de responsabilidad social empresarial y ayudar a personas en situación de pobreza.
RECOMENDACIONES GENERALES PARA EL HOGAR
· Compre y prepare solo la cantidad de alimentos que consumirá su grupo familiar.
· Planifique un menú, priorizando los alimentos cuyas fechas de vencimiento estén próximas a cumplirse.
· Prefiera alimentos de temporada, ya que están en su punto de maduración y tienen mejor sabor.
· Mantenga una lista de alimentos que se van acabando para priorizarlos en la próxima compra.
· Los alimentos que se deben congelar o refrigerar, deben mantenerse el menor tiempo posible a temperatura ambiente, una vez que se realiza la compra.
· El pan fresco que no se consuma, congélelo para hornearlo a futuro.
· Ocupe los tallos (acelga, espinaca) y hojas de algunas verduras (betarraga), mézclelos en ensaladas, tortillas o úselos en guisos.
· Los plátanos u otras frutas maduras, úselos para hacer leche, jugo o queque.
· La fruta muy madura, utilícela para preparar mermelada, compota, batidos, jugos, etc.
· Aliñar las ensaladas, justo antes del consumo.
· Reutilizar las verduras o legumbres sobrantes en sopas, purés o salsas.
· Congele preparaciones recién hechas para racionar consumo. Evite congelar preparaciones que ya llevamn varios días refrigeradas.