Astrónomos confirmaron un nocivo gas arremolinándose en lo alto de las cimas de las nubes de este planeta gigante, confirmando uno de los misterios más elusivos de Urano.
Observaciones realizadas con el telescopio de Gemini Norte en Hawaii, en el que Chile tiene una importante participación, confirmaron la presencia mayoritaria de un gas pestilente y mortal en la atmósfera de Urano, el séptimo planeta del Sistema Solar y uno de los más grandes.
Se trata del Sulfuro de Hidrógeno (H2S), un gas que otorga su particular aroma a los huevos podridos y que también en altas concentraciones y a grandes presiones es muy venenoso.
Si algún humano quisiera visitar Urano, notaría un desagradable olor a huevos podridos en la alta atmósfera, donde la presión es similar a la de la Tierra, pero al adentrarse en el planeta, la cantidad de sulfuro de hidrógeno aumentaría rápidamente, y a 1,1 atmósferas de presión, un explorador sentiría un hedor abrumador. Sin embargo, más adentro, a 1,4 atmósferas terrestres un humano sufriría parálisis y a 1,6 atmósferas de presión o mayors, la muerte sería inminente.
“Eso sin mencionar el frío extremo con temperaturas de alrededor de -200° C en las nubes. Urano sería uno de los lugares más inhóspitos para visitar”, señala Patrick Irwin, astrónomo de la Universidad de Oxford y líder del equipo de investigadores que realizó el descubrimiento.
“Si un desafortunado humano alguna vez descendiera a través de las nubes de Urano, se encontraría con condiciones muy desagradables”. Pero el horrible hedor no sería lo peor, según Irwin, “la asfixia y la exposición a los 200 grados Celsius bajo cero de su atmósfera compuesta principalmente de hidrógeno, helio y metano, cobrarían su precio mucho antes del olor”, concluye Irwin.
Luego de publicar los resultados de su investigación el 23 de abril en la revista Nature Astronomy, Irwin explicó que “es probable que la cubierta de nubes principal que vemos en Urano esté compuesta de una proporción considerable de hielo de Sulfuro de Hidrógeno, en lugar de hielo amoniacal, que se cree que compone la mayor parte de las nubes observables en Júpiter y Saturno, lo que parece ser al revés con amoníaco más abundante”.
El equipo de investigadores llegó a esta conclusión luego de procesar los datos obtenidos por el Espectrómetro de Campo Integral Infrarrojo Cercano (NIFS por sus siglas en inglés), un instrumento astronómico que está instalado en Gemini-Norte, uno de los telescopios del observatorio Gemini, que también opera un telescopio en Chile y que se encuentra en la comuna de Vicuña, en la Región de Coquimbo.
Chile es integrante activo del consorcio internacional de Gemini, que es operado por una asociación de cinco países y que incluye además a los Estados Unidos, Canadá, Brazil y Argentina.