Miles de fotos de niños volviendo a clases colmaron las redes sociales durante las primeras semanas de marzo, mostrando su entrada a clases, padres emocionados y profesores listos para iniciar el año académico 2018. Pero este alegre hito de la mayoría de las familias de todo Chile contrasta con una verdad menos visible, como es la triste realidad de cientos de jóvenes que no volverán a clases.De acuerdo a la CASEN 2015, cerca de 78 mil niños y jóvenes de entre 6 y 18 años, se encuentran fuera del sistema escolar y es por ellos que el Hogar de Cristo, a través de su fundación Súmate, quiere visibilizar esta problemática, que día tras día vulnera su derecho a la educación.
A través de una vitrina similar a las que se ven todos los meses de marzo en el país, con ofertas de útiles y uniformes escolares, el Hogar de Cristo busca recrear la tradicional escena de inicio de año, pero en lugar de jumpers, chaquetas y mochilas, lo que se ve son niños lustrando zapatos, pidiendo dinero y limpiando vidrios de autos en las esquinas.
Algunos datos de esta realidad. De los jóvenes excluidos del sistema escolar, el 69,5% se encuentra dentro de los dos primeros quintiles de pobreza por ingreso. El 87% tiene entre 14 y 18 años. El 79% de los padres de estos jóvenes no terminaron la enseñanza media. Es decir, hay una reproducción intergeneracional, un círculo de pobreza y exclusión educativa del que no se sale si es que como sociedad no actuamos.
Otro dato alarmante es que 14 mil jóvenes se encuentran en riesgo de abandonar el colegio, ya sea por dificultades sociales o económicas, además de problemáticas escolares como baja asistencia o rendimiento.
“La educación es un derecho para todos los niños y niñas de Chile, es una responsabilidad ineludible para el Estado y una obligación para los gobiernos. Mejora la vida de los niños, no sólo porque les permite acceder a mejores oportunidades, sino porque brinda las condiciones básicas para un adecuado desarrollo integral. La evidencia nos muestra que la escuela es un poderoso factor protector socio-emocional para los adolescentes que viven en situación de pobreza. Cuando el sistema educacional los expulsa, no hace más que perpetuar el riesgo de que estos jóvenes sigan en el círculo de la pobreza y los arroja a una adultez prematura”, dice Paulo Egenau, Director Social Nacional de Hogar de Cristo.